— Ni siquiera pasarás aquí tu cumpleaños. Es injusto — te quejaste. Al otro día habías llegado temprano a mi casa, intentaste convencer a mis padres para que no me enviaran a Japón. No lograste evitarlo, pero conseguiste algo. Si mis notas mejoraban ese año, si mi actitud mejoraba, podría volver al siguiente año.
— Tendré más cumpleaños en el futuro — te dije mientras terminaba de empacar mi maleta. Ese mismo día me iría.
— Quería celebrar tu cumpleaños número 17, no volverás a cumplir 17 años. No me gusta. Es injusto, muy injusto — hiciste un poco de berrinche. No había mucho que hacer.
Quería hacerte el comentario de que ambos nos habíamos perdido los 17 años del otro, pero no quería arruinar mi último día contigo.
— Más te vale mejorar tus notas, si no lo haces y no vuelves, olvídate de mí. Se que es imposible olvidarme porque soy muy lindo, pero tendrás que hacerlo. Minho no te va esperar toda la vida, ¿entendiste? — te estabas comportando exactamente como el Minho del que me había enamorado. Sabía que iba a ser duro estar tanto tiempo sin ti.
Ese día tuviste razón en algo, olvidarte es imposible.
— Llevaré mi maleta al auto — anuncié mientras ponía esta en el piso, caminé hacia la puerta de mi habitación para salir de allí.
— Espera — me detuviste, me hiciste soltar la maleta y me hiciste quedar contra la pared que estaba cerca de la puerta.
Sentí un vacío en mi estómago, como si cayera desde lo más alto de un edificio, eso era lo que me causaba sentirme acorralada por ti. Te miré con duda, sin saber qué esperar, en cambio tu rostro reflejaba seguridad, siempre te veías tan seguro de ti mismo, nunca pude dejar de admirarte por ello.
Juntaste nuestros labios de manera dulce, sin duda alguna, era un beso lleno de un montón de sentimientos. Amor, deseo, miedo, frustración y esperanza.
Una parte de mí sentía que ese podría ser nuestro último beso, pero otra parte me decía que tenía que hacer lo posible para que no fuera el último.
— Mai, tienes que volver. Por favor, regresa — susurraste aquello a centímetros de mis labios. Te miré a los ojos y lo único que pude pensar es que estabas herido.
— Te prometo que volveré — quise sonar lo más segura posible, quería que sintieras la sinceridad de mis palabras. No quería que pensaras ni por un mínimo momento en que yo no lo haría. Nos besamos nuevamente y por ese instante, nos sumergimos en nuestro propio mundo.
— ¡Mai! ¡¿Terminaste de empacar?! — mundo del cual mi mamá nos sacó. Me sonreíste como si todo estuviera bien.
— Bajaré tu maleta antes de que alguno de ellos suba aquí — despeinaste mi cabello con tu mano, tomaste mi maleta y saliste de mi cuarto.
Ser consciente de que en ese momento estabas ocultando tus verdaderos sentimientos, el que quisieras actuar como si todo estuviera bien, como si todo fuera a mejorar. Eso me dejaba una sensación de vacío y a la vez de culpa.
El viaje al aeropuerto era un poco largo, pero eso nos dio la oportunidad de tener un lindo último momento, el cual se basó en juegos tontos desde el asiento de atrás del auto de mis padres. Como si fuéramos dos pequeños niños buscando distraerse en un viaje, de esa manera tan infantil pasamos nuestras últimas horas juntos. Fue el momento en el que sentí que habíamos vuelto a ser el Minho y Mai de 15 años.
Estando en el aeropuerto, luego de la espera, había llegado el momento de tomar mi vuelo. Me despedí de mis padres y ellos se alejaron un poco para darnos un momento a solas.
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Obliviate | SKZ | LEE KNOW |
Fiksi Penggemar"Tus huellas se han convertido en una carga, en un virus doloroso, un virus incurable. Quiero olvidarte, pero tu imagen y voz están tan vivos en mí que, solo un mágico hechizo podría borrarte por completo. Por ahora solo me queda recoger mis tristes...