Capítulo 36

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El dolor, fue eso lo que logró despertarme, era un dolor insoportable en todo mi cuerpo. Tenía muchas dudas mientras recobraba mi consciencia, ni siquiera podía pensar con claridad, solo había abierto mis ojos y me había quedado así, procesando todo. Mi cuerpo dolía demasiado y debido a mi estado, aún no lograba recordar nada. Mientras intentaba pensar, veía la habitación esperando recuperar mis sentidos, entonces logré sentir a alguien tomando mi mano, mi vista rápidamente se dirigió a esta y me encontré contigo. Estabas durmiendo en una posición que no era muy cómoda o sana, de seguro tu espalda debió doler mucho durante esos días.

Yo tenía un catéter, una de mis piernas tenía un yeso, en mi rostro había una mascarilla de oxígeno, ¿qué había pasado conmigo?

Tu mano estaba sobre la mía, la sujetabas con algo de fuerza, al lado de nuestras manos, habías recostado tu cabeza, parecía que estabas durmiendo profundamente. Recuerdo que sentí tanta ternura y tristeza con esa imagen. Por ese instante recordé rápidamente nuestros momentos juntos, por alguna razón recordé solo los buenos, en mi cabeza se mostraban con intensidad todas esas imágenes de las veces en que te veías increíblemente hermoso e irreal, cada una de esas imágenes era como un cuento de hadas. Apreté tu mano mientras recordaba esas cosas y cuando sentiste eso, inmediatamente despertaste.

¿Mai? — dijiste con tu voz adormilada mientras me mirabas — Despertaste, de verdad despertaste — decías incrédulo. Observé tu rostro, a pesar de tu cabello despeinado y algo opaco, a pesar de tus ojos hinchados y las ojeras que habían debajo de estos, viendo tu expresión lamentable, notando algunas heridas y morados que había en este, aun así, a pesar de esas cosas, te vi con ternura, seguí viéndote como alguien hermoso y perfecto. Fue la última vez que logré verte con tanta magia. Aún me parece curioso que yo haya recordado todas las cosas hermosas que vivimos y te haya visto de esa forma tan especial, justo momentos antes de eliminar cualquier sentimiento que tenía por ti. Es como cuando dicen que antes de morir, ves una película de tu vida, de los momentos más felices; fue algo así. Vi nuestra película justo antes de que mi amor por ti muriera.

Rápidamente fuiste por una enfermera, la cual llegó a revisarme y cambió mi mascarilla de oxigeno por unos tubos delgados que puso en mi nariz. La enfermera nos dejó solos mientras ella iba en busca del doctor.

Minho… — tenía la garganta reseca, mi voz era tan débil, me costaba mucho hablar, pero, luego de que dije tu nombre, los recuerdos volvieron a mí — ¿Qué pasó? — pregunté, porque a pesar de estar recuperando mis recuerdos, todo lo que pasó antes de perder la consciencia, eran sucesos confusos para mí. Tu rostro que momentos atrás se había llenado de una pequeña esperanza, volvía a tener esa expresión tan lamentable y eso solo llenó mi interior de angustia.

Tuviste un accidente — intentaste ser fuerte mientras hablabas, tragaste saliva sonoramente y eso me hizo saber que estabas conteniendo las ganas de llorar. Creo que incluso tu cuerpo tembló. Llevé mi mano libre a mi abdomen y… sentí que mi mundo se destruía.

¿Daeun? — pregunté con calma, pero cuando evitaste mirarme y cerraste tus ojos de tal manera, lo supe — ¿Dónde está Daeun? Minho, ¿qué pasó con Daeun?  — pregunté alterada, en un hilo de voz y al ver como rompiste en llanto, no tuve dudas de lo que había pasado.

Yo sabía que eras alguien que siempre intentaba hacerse el fuerte, que no te gustaba demostrar debilidad ni nada parecido. Que hubieras llorado conmigo tantas veces y que me permitieras verte así, solo significaba que yo era especial para ti, que había sido muy afortunada en tener ese privilegio, que nuestra confianza o apego llegó a ser tan grande que podías demostrarte destruido frente a mí sin que nada te detuviera. Ya fuera por amor u otra cosa, pero sin importar qué era lo que realmente sentíamos por el otro, sin importar qué era lo que realmente nos unía, siempre pudimos mostrarnos así de vulnerables frente al otro.

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