47 ● Soy tuyo... ●

172 13 2
                                    

Capítulo 47


STACY

Después de que el sujeto salió, lo único que pude escuchar fueron gritos desesperados seguido de dos disparos y luego..., absoluto silencio.

Habían asesinado a alguien.

No podía hacer otra cosa más que llorar mientras oía como algo, o más bien, alguien era arrastrado fuera del lugar donde yo me encontraba. Pegué un respingo cuando escuché que la puerta se abrió y sus pasos resonaban por toda la habitación, señal clara que se acercaba a mí. Lo confirmé cuando sus manos, esas manos que alguna vez recorrieron mi cuerpo se posaron por mí pierna.

—Por favor... —supliqué y sollocé aterrorizada.

Su mano se enroscó en mi pierna y solo se quedó ahí; quieto, en silencio. Sentía que me observaba. Solo quería quitarme la venda para verlo a los ojos mientras le preguntaba por qué estaba haciendo esto, pero no podía.

—Deja de llorar, Stacy..., me gusta verte así, pero a la vez no ¿entiendes? —su mano empezó a ascender por mi pierna hasta que descansó sobre mi rodilla la cual apretó levemente—. Yo puedo soltarte, nunca fue mi intención tenerte así, pero sé que solo querrás abandonarme y..., tú no puedes hacer eso. No puedes dejarme solo, no de nuevo.

—Por favor..., p-por favor, no lo haré...

—No te creo..., siempre dices lo mismo y..., siempre de alguna manera terminas abandonándome sin importar cuanto demuestre que te amo.

Intenté hablar de nuevo mas no pude gracias a que su mano se puso sobre mi boca, mi respiración se agitó y el corazón se me disparó en cuestión de segundos. Apreté mis puños mientras él sujetaba con más fuerza.

Su respiración golpeó mi rostro y luego sustituyó su mano por una venda. Me había vendado la boca también. De pronto sentí cómo se hundió el lado derecho de la cama, se había sentado a mi lado de nuevo. No podía hacer nada más que llorar, odiaba sentirme débil e impotente, pero no era como que pudiera hacer mucho amarrada y amordazada. Cerré mis ojos esperando lo peor, sin embargo, nada pasó.

Intenté estar en calma mientras sentía su mirada sobre mí.

No tenía ni la menor idea de cuánto tiempo había pasado, estaba muy cansada, hambrienta y sedienta. El silencio era insoportable, pero no quería moverme, tenía miedo, mucho miedo.

—¿Sabés? —habló de pronto—. Yo tenía muy claro quien eras..., toda mi maldita infancia la pase tras de ti, pero... —se volvió a quedar en silencio, pero a diferencia de la vez anterior, escuchaba su respiración, estaba muy molesto, demasiado y esto me aterrorizó mucho más, sobre todo cuando sus manos frías tomaron mi cara con cierta brusquedad mientras su respiración agitada por la ira golpeaba mi rostro—. Eres una maldita enferma... ¿involucrarte con Jackson? ¿con tu primo?

«Por favor» intenté decir, pero fue imposible.

—¿Por qué él, gruñona, por qué? —casi lo escuché gruñir al mismo tiempo que me soltó y se alejó de mí. Intenté una vez más pedirle que me soltara, que habláramos, pero todo intento fue inútil—. Yo hice todo por ti y tú... solo te metiste con él... ¿era por Jackson que te habías alejado de mí? ¿era por él? ¡¿por tu maldito primo?

Pegué un respingo cuando escuché que algo se estrelló contra el piso, parecía que había sido algo de cristal. No podía dejar de llorar. Escuchaba sus pasos por toda la habitación mientras murmuraba cosas que no podía entender, luego una vez más se acercó a mí.

La Obsesión De Jack  ©  ✓ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora