20 ● ¿Amiga o enemiga? ●

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Capítulo 20


STACY

Estaba a la defensiva.

Sus ojos me atravesaban.

Nunca antes mi corazón había latido tan rápido como lo estaba haciendo en ese momento. Me temblaba todo el cuerpo. El miedo me salía por los poros. Tragué saliva y me despegué un poco de la puerta.

—Mami... —dije en un hilo de voz. Sus ojos estaban entornados. Su ceño fruncido—. Yo... puedo...

—Cállate ¿Por qué me haces esto, Stacy? Sin estupideces ¿Okey? —me interrumpió con brusquedad.

—Mami...

—¡¿Mami?! ¡¿Solo eso dirás?! —me interrumpió de nuevo—. Llamé a cinco estaciones de policía, llamé a cinco hospitales, cinco, Stacy... ¡¿Qué te pasa?! ¡Tienes el celular para contestarme y no lo hiciste! ¿Por qué?

No sabía ni que decirle. Cuando Hermione Spencer se molestaba, toda Santa Harkness temblaba.

—Lo siento, mamá, yo te juro que no lo escuché, además..., lo perdí.

—¿Qué?

—Y Damián se quedó sin batería y..., me quedé en casa de Betty...

—¡¿Por qué no me llamaste entonces?! Después de enterarme de lo que pasó en el club yo... me estaba volviendo loca, ni tú, ni tus amigos, ni este muchacho contestaban. —me quedé inmóvil y sentí que el corazón se me detuvo cuando Jackson salió de la cocina tan campante, noté que tenía un leve moretón en el pómulo izquierdo. Este me miró y una sonrisa se dibujó en su rostro—. Me preocupe, desapareces y con ese loco asesino suelto por ahí... yo...

—No estaba con Jackson, ni siquiera lo vi.

La interrumpí sin alejar la mirada cautelosa de Jackson. No sabía la razón de que estuviera en casa, sin embargo, no me gustaba. Al contrario, me molestaba a niveles que juraría, sobrepasaban los de mi madre.

—Stacy dice la verdad, tía..., además, ella está bien. —habló mientras se acercaba a nosotras y comía uno de mis panecillos favoritos.

Era un maldito atrevido.

—Aun así, debió llamarme.

—Perdón... —miré a mi madre cuando el pelinegro me dedicó un guiño. Aunque al verla aun ceñuda y que la vena en su frente palpitaba, desvié la mirada.

—Por cierto, nena..., ¿le contaste a mi tía lo del otro día? Cuando salió fuera por trabajo ¿recuerdas?

Escuchar eso fue como si el alma se saliera de mi cuerpo. Lo miré de nuevo con una rapidez increíble y no supe que decir.

Oh, era tan desgraciado.

—¿Qué pasó? —preguntó mamá con curiosidad. Se giró un poco para alternar la vista entre el chico y yo.

—Mmm que..., ya sabes... —observé a Jack y este seguía comiendo el panecillo con una sonrisa estúpida—, casi, casi hubo..., ¡una tormenta...! Sí, una gran tormenta... ¿no llovió..., por tu trabajo?

Hablé y me odié tanto no poder esconder lo nerviosa que estaba. La comisura derecha de su labio estaba levantada, su mirada impasible y llena de burla no dejaba mi humanidad. Decidí ver a mi madre, fingiendo estar lo más relajada posible.

—La verdad no, por allá estaba muy seco.

—Uf, pues aquí estuvo muy mojado ¿no, Nena?

Le dediqué una mirada fulminante y quise darle un puñetazo para emparejarle el otro pómulo.

La Obsesión De Jack  ©  ✓ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora