21 ● Estamos condenados ●

248 17 7
                                    

Capítulo 21


STACY

Después de un par de horas entrenando, al fin el glorioso sonido de la campana se hizo escuchar por todo el instituto. Así que me giré hacia las chicas y les hice saber que podían retirarse. Enseguida mi barriga rugió de hambre.

Las chicas suspiraron de alivio y cada una fue por sus cosas para ir hacia los vestidores mientras que yo caminé hacia mi bolso para después seguirlas.

Cuando entré, la pelirroja era la única que estaba aún fuera de las duchas, así que lo medité... y es que no iba a negar que Romina era una chica que tenía experiencia en esto, suponía que era parte de las porristas en donde estudiaba anteriormente. Nos seguía el paso a la perfección. De hecho, lo hacía mejor que ciertas chicas que llevaban tiempo con nosotras.

Después de un pequeño debate en mi interior, avance hacia ella, tomé una bocanada de aire y carraspeé para llamar su atención.

—Oh —la chica se giró a mi dirección—. Stacy ¿Qué...?

—Déjame hablar, antes que me arrepienta —la interrumpí. Tomé aire de nuevo y proseguí—. Tú has hecho... un trabajo increíble. Eres muy buena en esto y... nada, quería... felicitarte, chicas como tú es lo que hace de las Queens lo que son... —carraspeé con incomodidad y me crucé de brazos. La pelirroja sonrió y asintió.

—Gracias y sí, acepto tus disculpas.

—Nunca me...

—Descuida. Sé que para alguien como tú es difícil disculparse directamente y esta es tu forma de hacerlo así que..., por mí, está bien. No ha pasado nada —tendió su mano hacia mí y sin más la estreché—. ¿Qué te parece si para empezar de nuevo en serio, nos tomamos algo con un poco de alcohol? Hoy —se acercó a mí en aire confidencial—. Acá entre nos, me fascina el whisky, es mi debilidad.

—Bien... ¿En mi casa? —ella asintió rápidamente. Abrió la boca para decir algo, pero la interrumpí enseguida—. No ¿sabes? Mi casa no, aparte estoy castigada y falta para que me levanten el castigo.

—No, que mal. No sabía que todavía castigan los padres —bromeó y sonrió ampliamente.

—Pues mi madre sí lo hace. —puse mis ojos en blanco.

—Bueno, será en la mía entonces.

—El sábado, necesito salir ya. Yo veré cómo hacerle ¿Bien?

—Entonces ya quedamos. Será una tarde de chicas sensacional. Mis padres no están y creo que mi querido y nefasto hermano saldrá esa tarde, así que tendré casa sola. —comentó con cierta picardía.

—Bien, me parece, pero ahora iré a ducharme.

—Perfecto, yo te mando la ubicación —dijo, asentí y sin más giré sobre mi propio eje para ir a las duchas.

Cuando terminé mis amigas me esperaban sentadas en las bancas mientras chismoseaban sobre Romina sin disimulo alguno, al menos ella ya no estaba.

—No lo hace tan mal ¿eh? —Betty se dirigió a mí.

—La verdad es que no lo hace nada mal, lo reconozco. Incluso ya pensé a quien reemplazará.

—¿De qué estás hablando? —Sheryl preguntó algo alarmada.

—No será a ninguna de ustedes, si eso te preocupa —hablé con obviedad.

—No, eso no es lo que me preocupa, es porque no hace mucho fue el reclutamiento, sacaste a dos, sin mencionar que perdimos a dos ¿y ya piensa sacar a otra? Stacy, nos quedamos sin gente.

La Obsesión De Jack  ©  ✓ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora