29 ● Pequeña esperanza ●

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Capítulo 29


STACY

Mi mente estaba en un estado de shock.

No podía creer que Guzmán estuviera muerto. Tenía que ser mentira de Jackson.

Guzmán no.

Miraba mi celular en espera de un mensaje o una señal del pelirrojo, pero nada. No me atrevía a marcarle o buscar información sobre él porque temía saber la verdad.

Yo era consciente de lo que Jackson era capaz de hacer. Le creía y eso era lo que me tenía mal. Muy en el fondo sabía que Guzmán estaba muerto.

Y nadie era más culpable que yo. Yo me atreví a retar a Jackson a sabiendas de lo que era capaz y no me importaron sus amenazas, y para colmo dejé que volviera a invadirme.

Limpié mis lágrimas y empecé a ocultar mi tristeza con el maquillaje. Cubrí cada imperfección hasta que obtuve como resultado el reflejo de una chica hermosa, sin ningún problema, podía ver a la perfecta Stacy, a esa que desde hace mucho tiempo no veía. Dolía que solo fuera una fachada que podía quitar en un dos por tres con desmaquillante.

Cubrí mis piernas con unos tejanos, era más de usar faldas o vestidos, pero estos días tendría que hacerlo pues tenía varias marcas en la piel de mis piernas y nadie debía verlas, también cubrí las de mi cuello. Esas marcas eran el recordatorio constante de lo débil que era y en lo miserable que mi vida era. Me recordaban que yo era la única culpable de lo que me pasaba.

Llegué al instituto sintiéndome tan mal, sin embargo, en mi cara se enmarcaba una enorme sonrisa. Me detuve en seco al ver una inusual escena cerca del pasillo que daba a la biblioteca, Stella estaba muy sonriente con el chico de cabello blanco, parecía que uno de ellos había contado un chiste tan bueno. Sentí una oleada de tristeza e ira, y las palabras de Jackson regresaron a mi mente. Bajé la mirada a mis dedos y traté de no pensar en ellas, Jackson solo lo decía por molestar.

Alcé mi rostro, el nudo se puso en mi garganta cuando miré como Isaac le acariciaba el rostro. Cerré mis ojos y tomé una bocanada de aire, me obligué a caminar hacia el salón e ignorarlos. Muy en el fondo me dolía, sabía que Isaac cambiaría conmigo después de saber lo que me ocurría, me lastimaba mucho porque tenía la esperanza de tener algo real con él, pero no fue así. Me esforcé demasiado para no demostrar que me afectaba verlo con ella. Pasé por el lado de ambos quienes ni siquiera notaron mi presencia, cuando llegué al salón Romina estaba sentada en uno de los pupitres, al verme sonrió enormemente.

¿Acaso nunca se cansaba de sonreír?

—Justo la chica que quería ver —dijo y me abrazó muy fuerte—. Iba a la cafetería, pero me distraje con ese chico.

Miré sobre su hombro y enarqué una de mis cejas.

—¿En serio? ¿David Rosman? Es un chico muy raro, Romina..., ni siquiera tiene amigos.

—Ya sé, pero tengo una adicción compulsiva por chicos raros, marginados y hermosos... como él.

—Vaya —la miré con desconcierto al ver que casi suspiraba.

—Bien, te quería ver porque ya que el juego está a la vuelta de la esquina, me preguntaba si ya tenías los nuevos uniformes, no sé, no quisiera que a la ultima hora hubiese un problema.

—Descuida, eso lo está viendo Joaquín, confía en lo que hace —la tranquilice—. Por cierto... ¿Stella y... sabes si tiene algo con...?

—¿Isaac? —me interrumpió, evité verla y asentí. La escuché suspirar y chasqueó la lengua—. Pues no lo sé, lo único que Stell me dijo, porque le comenté que tenías algo con él, es que a ella le simpatizaba un poco y que trataría de estar lo más lejos de él... pero sí parece que Isaac..., le escribe mucho ¿sabes?

La Obsesión De Jack  ©  ✓ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora