#extra 1

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Caminaba a paso no muy lento por los pasillos. Sus manos en los bolsillos de su chaqueta y una sonrisa adornando sus labios. Estaba feliz, era obvio.

Y eso se mostraba en su rostro. Tenía motivos, por supuesto; hoy cumplía su aniversario número 12 con Renjun. Daba la casualidad que era en San Valentín. Pero no eran pareja, claro que no. Era su doceavo aniversario de amistad. En algunos países sabía que era el Día del Amor y la Amistad, así que lo celebrarían de la segunda manera más que de la primera.

Renjun no había ido a almorzar porque estaba con temas del comité, más precisamente, buscar un presupuesto justo para comprar nuevos productos para el laboratorio de química.

Y aunque le había dicho a los chicos que iba a traer a Renjun, Jeno no lo haría. Se quedaría por ahí, con él. Por muy egoísta que eso pareciera o sonara.

Además, los chicos debían entender que era un día especial para ellos. Su amistad era algo de años, más allá de la mitad de su vida; una relación basada en la confianza y el respeto hacia el otro. Porque, a pesar de las bromas, Jeno nunca lanzaba una hacia Renjun ni al revés. Aún si eso era un juego entre amigos.

Tocó la puerta del consejo estudiantil; tres golpecitos y no recibió respuesta. Aún así se adentró al salón, encontrándose con la imagen de Renjun sacando cuentas y, lo que era más importante; las gafas que utilizaba para ver de cerca. Redondas y de marco negro, casi imperceptible de lo delgado que era el material.

Su corazón comenzó a martillar desenfrenado y si estómago tuvo revoltijos ¿Ya su almuerzo había hecho digestión? Porque si ese era el caso, no estaba teniendo algo muy pacífico ahí dentro.

— ¿Qué haces?— preguntó, tomando asiento a su lado.

Acercándose lo suficiente como para ver lo que el otro escribía en ese papel y, de paso, invadir el espacio personal ajeno. Algo común entre ellos.

— Como si no lo supieras— dijo, molesto.

— ¡Hey! No te portes así conmigo— reprochó.

Renjun resopló y se disculpó: —. Lo siento, lo siento, lo siento— repitió varias veces. Se puso en pie y fue directo hacia el cuerpo contrario para abrazarlo.

Jeno correspondió y comenzó a dejar caricias en su espalda, las manos de Renjun en su pecho al igual que su rostro escondido ahí mismo. La cabeza del más alto apoyada en la contraria, sonriendo. Renjun era muy tierno cuando se frustraba.

— Son muchas cosas— aseguró, su voz sonando amortiguada por la posición en la que estaban—. El presupuesto de la escuela no es el mejor y tengo que acoplarme a el, por lo que son muchas cuentas y después tengo que hacer un borrador para la petición. Lo siento— volvió a repetir.

— Está bien, está bien. Entiendo— y aunque no lo entendía del todo, sabía que Renjun tenía mucha presión sobre sus hombros por ser el presidente estudiantil—. ¿Ya has comido?

Renjun negó y segundos después se separó del abrazo para mirar al otro—. No. Aún no— agregó.

Jeno sonrió complacido y de uno de los bolsillos de su chaqueta roja— la cual era, por cierto, su favorita, tal vez por el hecho de que Renjun tenía una igual pero en verde—, sacó un paquetito de rollos de pastel de arroz y una leche de vainilla.

— Los compré para tí— dijo, mostrándole su eye-smile que era tan encantador para el castaño en frente.

Sin embargo no era cierto. Había comprado los bocadillos para él mismo y el tiempo que estuviera ahí, en el salón del consejo, estar entretenido en algo. Aunque eso fuese comer. Pero si Renjun no había almorzado, que era lo que había supuesto, no le importaba dárselo a él.

Don't Cry [Jaesung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora