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Un grupito de matones liderado por una chica se dirigía hacia nosotras. Retrocedí por instinto. Beatrijs y Berniss me imitaron. La chica, con un aspecto un poco violento,

se plantó ante nosotras y el resto del grupo se quedó unos pasos detrás de ella.

- Dame el dinero. -me dijo mirándome de forma desafiante.

- ¿Qué dinero?

- El que llevas encima - abrió la palma de su mano y me la puso delante de mí- Vamos.

- ¿Y si no quiere? -dijo Beatrijs.

La chica miró a mi amiga, desafiante.

- ¿Cómo?

- Lo que oíste.

La mano de la matona voló hasta la mejilla de Beatrijs.

- ¿Pero de qué vas? - dijimos Berniss y yo al unísono.

Nos pusimos delante de Beatrijs, que se había llevado la mano hasta su mejilla, dolorida.

- O me das el dinero o les damos una paliza aquí mismo.

Berniss me miró, asustada.

- ¿Estamos obligadas? -pregunté

- Sí.

Aquello ya era demasiado. Cojí a Berniss y a Beatrijs de la mano y salimos corriendo hacia el despacho del director.

- ¡Vamos! -gritó la chica que habia pegado a Beatrijs.

Llegamos casi jadeando a secretaría.

- ¿Anne? ¿Está el director? -la secretaria me miró.

- Sí. ¿Que ha pasado?

Le relaté el incidente con aquella chica.

- Madre mía -Anne se levantó y fue a buscar a el director.

Berniss se había sentado con Beatrijs en un silloncito.

- ¿Y si nos pillan en la salida? -dijo Beatrijs- ¿Qué vamos a hacer?

- Aquí nadie va a pillar a nadie -dijo una voz masculina.

El director estaba ahora ante nosotras.

- ¿Qué pasó exactamente? -preguntó

Miré hacia mis amigas y seguidamente le conté el percance.

- Ya veo... Cuando vayan a salir pasen por aquí antes. Esperaremos a que se hayan ido todos los demás alumnos y ustedes saldrán. ¿Vale?

Nosotras asentimos.

- Gracias... - dijo Beatrijs.

El hombre nos sonrió y volvió al despacho. Anne, la secretaria, le trajo a mi amiga una bolsita con hielo.

- Póntela en la mejilla.

Ella asintió. No me fijé bien en lo que llevaba la matona en la mano pero debía de hacer daño; Beatrijs tenía la mejilla hinchada.

- Idiota -escupió Berniss.

El timbre sonó, sacándome de mis pensamientos.

En el filo del CuchilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora