Día siguiente. 08:30

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En cuanto pisé el rellano de la placita del instituto, todas las miradas se volvieron hacia mí. Capté algunos susurros de grupitos de chicas: "Mírala... Será idiota, no fue capaz de defenderse"
"No, no fui capaz. Cuando estás en esa situación eres incapaz de reaccionar, lerda."
"Menudo hermanito más encantador..."
"... ¿No se defendió? Que idiota."
"La idiota eres tú por meterte en donde no te llaman."
Caminaba con la cabeza gacha, de modo que el fleco (ya bastante largo, por cierto) me tapaba un ojo.
-¡Ali! -me giré y ví a Beatrijs y Berniss corriendo hacia mí.
Las dos me dieron un abrazo de esos que quieres que duren mucho tiempo.
- Que gentuza... -musitó Berniss.
Entramos en clase. Y más de lo mismo; cuchicheos, miradas de reojo, alguna risita...
Adrien estaba con su grupo de amigos pero al verme me sonrió y dejó atrás a su pandilla.
- ¿Qué tal estás? -preguntó.
- Bueno... Más o menos... Venir al instituto y encontrarme con esto no es muy agradable que digamos...
Adrien miró en derredor y vio a chicos y chicas señalándonos y susurrando. El semblante de mi amigo se ensombreció.
- Que se atrevan a hacerte algo. -musitó.
Justo en ese momento la profe de Latín entró por la puerta.
****
11:09
Ya estaba algo cansada de escuchar a Rose, la profesora de Francés, explicar una y otra vez la interrogación en ese idioma. Le pedí permiso para ir al baño con la excusa más típica: me había venido la regla.
- Oui, oui. Claro que puedes ir. -había dicho ella con su marcado acento francés.
Me apunté en la conserjería y fui al baño. Al entrar en él ví que había un manchurrón de pintura de labios en el espejo. Pero al cambiar de perspectiva el manchurrón se convertía en letras. Letras que formaban un breve pero directo mensaje.
ALIED PUTA.

En el filo del CuchilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora