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- Sí. -dije con firmeza.
Mi madre cogió su teléfono y marcó el número de la policía.
- Hola. Quería formular una denuncia... Ehm -ella me miró y yo asentí- violación... ¿Ya?... Vale, vamos para allá. Gracias.
Colgó y se levantó.
- Tenemos que ir inmediatamente, Ali.
Asentí y abrí la puerta para salir de casa. No supe por qué, pero sentía una leve presión en el pecho.
****
El hombre tecleó en el ordenador. Iba muy rápido.
- ¿Hay lesiones? -preguntó levantando la vista de la pantalla.
- Sí -saqué mi móvil y busqué la foto que había hecho, por si acaso. Le tendí el móvil al policía.
- Ajá... -musitó.
Tecleó de nuevo y pulsó el botón de la impresora. Llevábamos ahí casi dos horas esperando a que nos atendieran, a mí los ojos se me cerraban por momentos. Incluso cabeceé algunas veces, mi madre me tuvo que dar algunos codazos para no quedarme dormida. Al fin, nos llamaron y allí estabámos, formulando la denuncia.

En el filo del CuchilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora