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Me quedé como embobada leyendo el mensaje del espejo.
ALIED PUTA.
Me dieron ganas de reír en ese momento, no precisamente porque me hiciera gracia sino por lo que hacía la gente. ¿No podían meterse en sus asuntos? Lancé una risita medio histérica mientras me frotaba la frente. Se me ocurrió sacar una foto del mensaje con el móvil y luego me quedé un rato en el baño hasta que tocó el timbre del recreo y salí.
"No se cómo puede ir tan tranquila...", le susurró una chica a otra mientras pasaba delante de ellas.
"No voy tan tranquila como tú te piensas, imbécil."
Delante de la puerta de mi clase se habían congregado un grupito de chicos y chicas. Esta vez no se molestaron en hablar en voz baja.
- Mira quién ha aparecido -dijo un chico rubio- la zorrita...
Las chicas rieron con una risa un tanto falsa.
- ¿Qué hacías en el baño, guarra? -esta vez habló una chica morena, de pelo castaño claro- ¿No tuviste suficiente con el no-placer que te dio tu hermanito?
Ese comentario hizo que mis manos se crisparan en puños y se me hinchara la vena del cuello.
- ¡DEJADME EN PAZ! -les grité.
Luego entré en clase a buscar mi comida y cerré la puerta de un portazo.
14:30
Todos los alumnos salieron disparados en cuanto sonó el timbre de la última hora. Adrien vino hacia mí.
- Puedo acompañarte hasta tu casa, si quieres, claro. -dijo esbozando una bonita sonrisa.
- Claro que quiero.
Salimos del instituto tras despedirme de mis amigas e hicimos el trayecto casi en silencio. Al llegar al portal de mi edificio, Adrien me cogió suavemente de la mano.
- Alied...
Me giré hacia él y ví que un ligero rubor teñía sus mejillas.
- Quiero... -empezó- Quiero ayudarte en todo lo que pueda.
Sonreí.
- Claro... Me viene muy bien algo de ayuda, Adrien.
Iba a abrir la puerta cuando él volvió a hablar.
- Hace tiempo que quiero decirte algo. -dijo de un tirón.
Asentí mirándole a los ojos.
- Es... Es algo estúpido ¿sabes? Pero... Bueno, no. No es estúpido. O sí, no sé...
- Adrien. -apoyé una mano en su hombro- Respira hondo y relájate. ¿Qué quieres decirme?
El chico tardó un poco en responder pero lo hizo:
- Alied, estoy enamorado de tí.
Y allí, él casi temblando y yo atónita, me dio un beso suave pero sincero.

En el filo del CuchilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora