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- Entonces saldrás con Adam. – habla Amy mientras que me ve maquillarme.

- El solo me llevara con Anthony.

- Pero también va a cenar con ustedes.

- Sí, es su primo después de todo. – me encojo de hombros.

- ¿has hablado con Marcus?

- Si. - Luego de que Adam y Anthony desaparecieran, Marcus volvió a mi oficina y logramos hablar con mucha más calma, y nos disculpamos por las tantas cosas que no debimos decirnos, al final no me confeso con quien salía, pero bueno, como terminaron de seguro no quiere seguir dándole vueltas al asunto. – ambos dijimos cosas que no debieron ser así.

- Me alegro mucho, porque no quería una convivencia tormentosa.

- Tranquila, no volverá a suceder.

Mi teléfono comienza a vibrar, en el identificador aparece en nombre de Adam, hace unos minutos le había texteado la dirección del edificio en el que vivo y de seguro ya se encontraba en recepción.

- Ya estoy en frente de tu edificio. – dice cuando contesto la llamada.

- Está bien, ya estoy por bajar.

- Nos vemos entonces. – cuelga la llamada.

- Era Adam, ya está abajo esperándome, si surge algún improvisto te llamo. – le informo a Amy mientras que tomo una bolsa para meter mi teléfono y varias cosas.

- Está bien, protégete mucho, que de seguro los de MGT te deben estar esperando en la entrada del edificio.

- Ni que lo digas, ya estoy harta de ellos. – coloco los ojos en blanco. – pero bueno, que se puede hacer. – salimos de mi habitación para dirigirnos a la entrada del departamento. – hablamos luego.

- Ya lárgate rápido. – se mofa la peli rosa.

- ¡Me vas a extrañar! – exclamo mientras que el dirijo al elevador.

- ¡Vas a perturbar a los vecinos!

- ¡Te recuerdo que somos los únicos en el piso! – las puertas del elevador se abren.

- ¡Adiós popo! – mueve su mano eufóricamente para despedirse de mí. Las puertas se cierras y solo espero llegar hasta el primer piso.

Me miro una y otra vez por el espejo del elevador para verificar que todo estuviera en su lugar, decidí vestirme un poco informal, un Jean rasgado en las rodillas, unos tenis blancos haciéndole juego a un suéter blanco, encima un saco mezclilla, el maquillaje pulcro sin llegar a exagerar. Las puertas del elevador se vuelven a abrir esta vez en el primer piso, salgo de la caja metálica y me dirijo afuera.

Pude divisar a Adam recostado en un auto cruzando la calle, se veía igual de guapo que cuando estábamos en la escuela, al verme sonríe y levanta su mano llamando mi atención, antes de lanzarme a la carretera miro a los lados y me acerco a él.

- Te ves muy linda. – dice cuando llego a su lado.

- Gracias. – sonrió nerviosa. – tu tampoco te ves nada mal

- No es para tanto. – mira su vestimenta. - mejor pongámonos en camino, Anthony debe estar arrancándose los pelos de la cabeza porque no hemos llegado.

- Sí, será lo mejor. – Adam se hace a un lado de la puerta del copiloto y la abre dándome entrada al auto. Luego él se dirige a la parte del piloto para colocarnos en marcha. - ¿porque no me dijiste que Anthony venia?

Recuerdos de un viejo amor (2 libro de las gorditas tambien se enamoran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora