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AMBER

Nunca me había sentido tan humillada como lo que sucedió ahora en el reencuentro, yo estaba bastante emocionada por volverme a sentir como hace años cuando íbamos a la escuela y nos reíamos por cualquier tontería, pero no fue así, por un arranque de celos, la novia de Adam daño todo derrumbando todo. Detuve al primer taxi que vi y me embargué para ir directo a la empresa, debía distraerme con trabajo, es algo que me lograba calmarme.

Al llegar a mi oficina dejo el bolso que llevaba a un lado y me tiro sobre la silla giratoria, no bastaron ni dos segundos de tranquilidad cuando la puerta se abrió de golpe, le doy una mala mirada a la persona que se dio en la osadía de interrumpir mi pequeño momento de silencio. Y ahí se encontraba él con su maldita perfección succionando todo el aire que había dentro. Tampoco tenía ganas de pelear con Maximiliano, por todo lo que sucedió estando en Nueva York, tal vez debí irme a casa.

- Este es informe que nos dio el hombre del asbesto, ya que no contestabas tus llamadas me dejo toda la información a mí. – tira una carpeta sobre mi escritorio.

- Tu eres el encargado después de mí, hizo bien en dejarte los papeles. – contesto mientras le doy una hojeada al informe. El teléfono de la oficina comienza a sonar, aquello me extraño porque pocas veces sonaba. – Weys. – hablo.

- Señorita Weys en recepción se encuentra un grupo personas diciendo que necesitan hablar con...

- Amber dile a tu gente que nos deja pasar. – esa era la voz de Jackson.

¡Carajo! ¿Cómo me encontraron?

- Lo siento señorita Weys.

- Déjelos pasar. – digo con los nervios a mil. Cuelgo y sigo notando la presencia de Maximiliano. - ¿necesitas otra cosa?

- Tu y yo tenemos una conversación pendiente.

- Ahora no la vamos a poder tener.

- ¿Por qué? ¿acaso viene tu novio?

- Sea quien sea que venga hacia mi oficina no es de tu incumbencia. – digo mientras me levanto y taconeo en su dirección. – es una pena que seas así de celoso.

- Yo no soy celoso, es solo que me enoja que no sean sinceros conmigo. – dice acercándose peligrosamente a mí.

- Yo te soy sincera, que tu no me creas ya es cuestión tuya. – lo tomo de la corbata y nuestras respiraciones se mezclan.

Él podía estar enojado conmigo, pero su cuerpo reaccionaba de inmediato al estar junto al mío, de eso no había duda alguna. Una pequeña algarabía se comenzó a escuchar en el pasillo, de inmediato me separe de Maximiliano y me ubique en mi silla. Entonces la puerta de mi oficina se abrió dejando pasar al tumulto de gente.

- ¿interrumpimos algo? – pregunta un inocente Tony.

- Claro que no, pasen. – les hago una seña con la mano. – les presento a Maximiliano, es el gerente de esta Sede y me estaba colocando al día con lo que sucedió durante la semana que no estuve.

- Hola. – dice Maximiliano saludándolos a todos.

- Mi hermano. – Jackson se acerca a Max para saludarlo de abrazo, noto como Anthony se acerca a mí y me susurra.

- ¿ese es el chico con el que estas saliendo?

- Si. – respondo al igual con un susurro.

- ¿y es amigo de Jackson? – asiento. – tu hermano se va a volver loco.

- Lo sé, lo sé.

Recuerdos de un viejo amor (2 libro de las gorditas tambien se enamoran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora