Lazos||KTH|| ✔

Veintiséis.

—Nos vemos después tío — él asintió y abrí la puerta para salir del vehículo.

Agite mi mano mientras me despedía de él. Esperé a que avanzara para poder cruzar la calle, suspire al estar frente a aquel gran lugar.

Fui hacia el lugar en donde se pagan las entradas, había una gran fila y vi como varias personas tenían el logo del equipo de Taehyung en sus prendas de ropa.

Sonreí y me puse al final de la fila para esperar mi turno.

Rose no sabía que estaba aquí, se que ella vendría porque ella me manda fotos o vídeos de Taehyung jugando.

Esperé alrededor de media hora y pude entrar, miré la hora en mi teléfono y no faltaba mucho para que el juego empezara.

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Me senté en uno de los primeros asientos que hay en el espacio de las gradas. No tanto arriba y ni en los primeros asientos más bien en el medio.

Los jugadores empezaron a entrar y todos se levantaron, sonreí al ver al equipo de Taehyung.

Lo busqué pero no lo vi con los demás.

De momento las luces de la cancha se apagaron haciendo que todos murmuraran y se preguntaban el porque de la oscuridad. No se veía nada.

Después de unos segundos lo único que se alumbró fue la cancha, pero las gradas seguían oscura.

—¡Te amo DoYoung!— aquellas palabras sonaron por los altavoces y estaba escrito en las camisetas de los jugadores en aquella cancha.

De momento uno de aquellos reflectores se enfocó en mí haciendo que pusiera mis manos a una distancia de mi rostro por el daño que le hacia a mis ojos.

Las gradas volvieron a tener sus luces y bajé mis manos sintiendo la mirada de todos encima de mí.

Mi vista se detuvo en aquella gran pantalla en donde yo salía. Abrí mis ojos de más y cuando iba a cubrir mi rostro una flor al revés de puso delante de mí. Levanté la cabeza topandome con la mano que la sostenía y volteé sobre mis talones para confirmar mi sospecha de quien era.

Me sonría mientras extendía la flor, la acepté y se sintió un gran bullicio de las personas a nuestro alrededor.

—Al final yo fui la...— no me dejó terminar ya que sus manos se apoderaron de mi rostro y sus labios de los míos.

Sonreí contra estos y cerré mis ojos para corresponderle, sintiendo más gritos por las personas a nuestros alrededor. Mis manos se aferraron a sus costados.

—Gracias a tu Tía no fui sorprendido— murmuró encima de mis labios y sonreí sin abrir los ojos— Tú solo esperame aquí, cada punto que he hecho hasta ahora y los que haga hoy serán las veces que tendrás que aceptar salir conmigo—

—Son muchas— lo miré y él asintió sonriendo.

—Y serán más — me volvió a besar ignorando las personas a nuestro alrededor.