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Ari levinson
Segunda parte y ultima

Ari y tú estaban acostados en la cama, ya había pasado doce semanas desde que Ari llegó

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Ari y tú estaban acostados en la cama, ya había pasado doce semanas desde que Ari llegó. Miraste el techo ya que no podías dormir, algo te había despertado. Ese algo era el antojó de unos nachos con queso, con unos tacos al pastor.

Giraste un poco tu cabeza y miraste el reloj que estaba en tu mesita de noche ; Eran las tres de la noche. Era raro que te diera antojos a esta hora, volviste a girar para mover el brazo de Ari.

—"hum"—gruño un adormilado Ari, tu al ver qué no abría los ojos lo empezaste a mover más.

El abrió los ojos abruptamente y te miro, para después levantarse un poco y ver el reloj.

—son las tres de la mañana corazón ¿Qué pasa?—pregunto volviendo a poner su cabeza en la almohada, te sentaste en la cama y te recargaste en la cabezera.

—tengo hambre —contestaste haciendo un puchero, el hombre de cabello castaño frunció su ceño ya que nunca lo había despertado por eso, aunque no le molestaba ya que quería consentirte por no verte mucho.

Pero aún así se extraño de ese comportamiento.

—corazon no me molesta, pero son las tres de la mañana no puedes esperar tres horas más —tu negaste con la cabeza, el suspiro y se descobijo para sentarse en la cama.

—tengo mucho antojó —te quejaste y prendiste tu lámpara. —quiero unos nachos y unos tacos.

—no creo que los tacos estén abiertos a las tres de la mañana —dijo sentándose en la cama, tú rodaste los ojos y sentiste un poco de molestia por eso.

—¡Yo quiero unos tacos Ari!—dijiste asiendo otro puchero, Ari le extrañaba tu actitud el siempre era el que hacía pucheros, no tu y eso le extraño.

Se descobijo y se levantó de la cama para empezar a buscar sus pantunflas.

—inetentare conseguirlos corazón, no prometo nada —dijo asiendo que tú solo asintiera con la cabeza.

...

Ari estaba manejando en su auto, buscando un puesto donde vendieran tacos a las tres de la mañana.

—y ahora de dónde sacó los malditos tacos —se dijo a sí mismo Ari, mirando a todos lados suspiro cansado. Hasta que miro un puesto de nachos, recordó que también los querías y fue asea el.

Se estacionó en la banqueta y fue rápidamente al puesto.

—buenas noches —dijo Ari mirando su reloj.

—buenas noches señor, en ¿qué le podemos servir? —pregunto un señor ya mayor, con le tés negros y cabello canoso.

—me da unos nachos por favor —pido Ari con amabilidad, el señor mayor asintió y empezo a prepararlos.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐒𝐓 𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora