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Andy Barber
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Mirabas los papeles en tu escritorio, estabas cansada del trabajo y eso era notorio en tu rostro

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Mirabas los papeles en tu escritorio, estabas cansada del trabajo y eso era notorio en tu rostro.

Levantate tus mirada de los papeles, cuando escuchaste el ruido de la puerta de tu oficina abrirse.

Levantate tus mirada de los papeles, cuando escuchaste el ruido de la puerta de tu oficina abrirse

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Y miraste entrar a lee, con una sonrisa que mostraba su dentadura.

—hola dulzura —dijo, haciendo que tu negara repetitivamente. Tu y lee eran amigos, como pudiste ser amigo de un hijo de perra como el, no lo sabías, pero ahí estaba parado frente a ti. —vamos a cenar, yo invito las donas esta vez se que no has cenado —dijo, guiñandote un ojo haciendo que rieras ya que siempre jugaba a coquetearte.

—no puedo lee, ahí trabajo por hacer —dijiste, mirando tus papales y lee solo negó.

—vamos nena—se acercó a ti y te empezó a dar un masaje en los hombros, suspiraste ya que si lo necesitabas.

—¡oh si!—dijiste en voz alta, ya que según tu la oficina estaba vacía a excepción de lee y tú. —sigue, ahí me duele lee —dijiste, al sentir que apretó tus hombros más de lo normal.

En eso Andy iba caminado asea tu oficina, tenia que entregarte alguna cosas y además quería verte de nuevo, cuando llegó a la puerta escucho algunos murmullos y se acercó más para escuchar mejor.

—lee —hablaste, haciendo que Andy reconociera tu voz. —¡mas lento, duele mucho lee! —mientras te quejaba la mente de Andy volaba y de la nada su cuerpo y mandíbula se tensaron. —¡Oh si lee ahí! —andy sintió que la sangre le hervía y abrió la puerta con molestia pensando que iba a encontraré con lee y si lo hiso, pero lee te estaba dando un masaje en los pies, ladeó la cabeza y lee y tú lo miraron.

—se te ofrece algo Barber —dijo lee, dejando de maseajar tus pies, provocando en ti un puchero.

Pero luego recordaste los sonidos rape que salieron de tu boca, te maldejiste y miraste a Barber, estaba enojado, tenso del cuerpo y de mandíbula, con los puños cerrados por el enojo.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐒𝐓 𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora