2.La gente no vive, solo existe

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Me encuentro mirando el techo y pensando en todo lo que pasó hace dos días y en todo lo que pasará de ahora en adelante. Tras frustrarme con mis propios pensamientos decido levantarme e ir directamente a la ducha. Tras unos minutos salgo del cuarto de baño con el pelo mojado cayéndome por los lados y con una simple toalla alrededor de mi cintura. Decido mirar por el gran ventanal de mi habitación que me permite ver toda la calle principal de la comunidad privada en la que resido. Me pregunto si Aaron se habrá ido ya hacia la universidad, así que giro levemente mi rostro hacia su gran e impresionante casa y no veo su coche, cosa que me afirma que ya no está en casa.

Vivo en una residencia privada en la que hay quince casas, cada una más bonita que la anterior, pero ninguna como la de la familia Turner, formada por Lyam, su esposa Idaly y su hijo, el increíblemente imbécil Aaron Turner.

Sé perfectamente que todo lo que tenemos mi familia y yo es gracias a la familia Turner, sé que, si no fuese por el señor Lyam, mis padres seguirían viviendo en Atlanta, en su pequeña casita sin todos los recursos y posibilidades que tenemos ahora. En ese sentido estoy muy agradecido con dicha familia, pero desde siempre me ha caído mal Lyam, no puedo explicar el motivo porque ni yo lo sé, solo sé que no me transmite confianza.

Tras pensar un rato en todas estas cosas decido vestirme e irme hacia la universidad.

Al llegar aparco mi queridísimo coche y bajo del mismo colgando la mochila sobre mi hombro. Me dirijo hacia la entrada de la universidad donde veo a Aaron con tres amigos más.

—Hola, medios mierdas— saludo educadamente al llegar al grupo.

—Hola, rubia— me saluda Aaron de forma divertida mientras inclina la cabeza para hacerme una reverencia.

—Hola, mi queridísimo guaperas— respondo el saludo en el mismo tono, pero omito la reverencia.

Giro levemente mi cabeza hacia su derecha y veo como Riley me mira negando con la cabeza mientras sonríe escasamente. Riley es una chica bajita, con el pelo blanquecino y por encima de los hombros, y con los ojos verdes. Sinceramente me parece una chica guapísima. De hecho, siempre pensé que tendrían algo, pero hace poco me enteré de que a Riley le gustan las chicas.

—Bueno, me toca ya la primera hora, nos vemos luego, chicos— menciona Jayden, otro de nuestros amigos, o también conocido como el zanahorio debido a su pelo—. Venga, Parker. Que las matemáticas empresariales no se estudian solas— me habla directamente, así que asiento y le sigo.

—Esperadme, capullos, que este futuro abogado también tiene que ir a clase— escucho que menciona Aaron antes de ponerse a nuestro lado.

Jayden y yo estamos estudiando ADE, yo lo hago puesto que mi padre me obliga a hacerlo, ya que dice que cuando él se jubile alguien tendrá que ocupar su querido puesto en la empresa de la familia Turner, y sinceramente no me quejo, tengo asegurado un puesto en dicha empresa, por lo que estoy agradecido.

Aaron estudia derecho, ya que al contrario que yo, él, en un futuro no trabajará en la empresa de su familia. Algo que enfada a Lyam, ya que no tiene más hijos, por lo que la empresa no será heredada por su hijo.

En cuanto a Riley, estudia criminología. No tengo mucho que decir al respecto ya que no conozco mucho sobre dicha carrera, aunque siempre la escucho con atención cuando me cuenta cosas sobre sus clases. Es el tipo de persona que habla hasta por los codos. Siempre utiliza las manos para darle mayor dramatismo, pero también sonríe todo el tiempo para transmitirle la mayor comodidad posible a la persona que la está escuchando.

Y sobre Mark, el otro amigo que se encontraba con los demás y el cuál no ha hablado, estudia psicología. Aunque sinceramente, creo que tiene más talento como paciente que como psicólogo, pues siempre se queja de las comeduras de coco, «tal y como define a sus análisis psicológicos del cuatrimestre»  que implica su carrera.

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