—¿Puedes hacer menos ruido? —pide molesto el castaño que tengo al lado.
Miro hacia los asientos de atrás y veo como Addy frunce en el ceño, incrédula ante el comentario de mi amigo. Su mirada encuentra la mía, pero la aparta rápidamente para responder.
—¿Puedes ser menos borde?
—Sobras aquí.
—Bien—exclama y alza los brazos dramáticamente—. Por fin alguien se ha dado cuenta de que no pinto nada en este asunto.
—Creo que nadie quiere pintar nada en este asunto—murmura Riley.
Asiento apoyando su argumento y la observo durante algunos segundos. Tiene la mirada totalmente pérdida a través de la ventana, y no puedo evitar preocuparme, por lo que estiro el brazo hacia atrás y busco su rodilla. Centra su atención en mí antes de sonreír, pero esta no le llega a los ojos.
—Creo que os tendría que haber dejado en casa. No hacéis más que molestar—continua mi mejor amigo.
—Creo que tú...
Addy se asoma entre los asientos delanteros e intenta hablar, pero es rápidamente interrumpida.
—Sí, sí. Yo también creo que soy guapísimo, Adeline —responde, arrogante —. Y ahora, callaros.
Enciende la radio, dejándonos sumidos en un silencio extraño. Centro mi mirada en él y no puedo evitar sonreír al recordar aquella frase que me dijo de pequeños. «Cuando tenga coche nadie hablará en él. Me gusta el silencio», me informó aquella tarde de verano, tumbados en el césped y observando el cielo. «¿Y si hablo yo?», le pregunté mientras saboreaba el helado. «Tú sí. Me gusta escucharte», sonreí tras su respuesta tal y como estoy sonriendo ahora ante el recuerdo.
Giro levemente mi cabeza para encontrarme con la de Addy, pero esta tiene la mirada perdida en él. Como si supiese que la estaba mirando gira rápidamente hacia mí, haciendo que sus oscuros ojos choquen con mis azules apagados. Me dedica una leve sonrisa antes de volverse a echar sobre los asientos traseros del coche.
La ruta sigue en silencio. Aaron conduce mientras disfruta de su música. Yo intento no pensar en una jovencita de ojos oscuros. Dicha jovencita se muerde las uñas mientras revisa su teléfono y Riley sigue mirando por la ventana.
—Ya estamos—anuncia Aaron tras aparcar el coche —. Cerrad las puertas con cuidado.
Pide, refiriéndose a las puertas el coche y no puedo evitar murmurar un «serás idiota», él me lanza un beso como respuesta y una estúpida sonrisa se me escapa ante su actitud. Bajamos del coche y observamos una gran urbanización con pisos de lujo.
—Joder —exclama Riley —, que piso tiene Mark, ¿no?—Solo nos relacionamos con gente así, pequeña.
Agrega el castaño con su típico y sarcástico humor. Addy no parece entenderlo pues agrega;
—Yo no soy así.
—Por eso no me relaciono contigo.
—Aaron, creo que... —intento acabar con las pullas, pero él me aparta la mirada rápidamente para centrarse en la de su mejor amiga.
—¿Oyes algo, Riley?
—No te hagas el lo...—comenta ella entre carcajadas, pero no puede terminar de hablar, pues Aaron le tapa la boca con la mano y se la lleva hacia la entrada de la urbanización.
—Ya decía yo.
Observo como su figura cada vez se hace más pequeña a medida que avanzan y no puedo evitar negar con la cabeza. Miro a Addy, quién también mira la situación, divertida.

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Donde pueda verte
Mystery / Thriller«Los amigos de verdad te traicionan de frente» le dijo una vez el chico de ojos verdes grisáceos al de los azules apagados antes del hecho que cambiará su vida y se llevará a uno de ellos. Nadie sabe qué le pasó, o puede que alguien sí lo sepa, pero...