La Historia de la Reina Toothiana Continúa: un Misterio de Alas y Locura
EL SEÑOR QWERTY dio un trago de té y prosiguió:
—La hija de Haroom y Rashmi, puesto que así se llamaba la madre de Toothiana, parecía una niña mortal corriente. Como ningún niño humano habitaba en Punjam Hy Loo, sus padres pensaron que lo mejor sería criarla junto a otros mortales. Así, pues, se instalaron en las afueras de un pueblito al borde de la selva. La niña recibió amor y protección, y llevó una vida sencilla y feliz hasta que a los doce años perdió su último diente de leche. Entonces empezaron todos los problemas.
—¿Problemas? —preguntó Katherine con nerviosismo.
—Sí, problemas —contestó el señor Qwerty—. Porque cuando perdió su último diente de leche, a Toothiana le crecieron alas. Al final de aquel primer día milagroso, ya podía volar a la velocidad de un pájaro, lanzarse hasta las cimas de los árboles más altos y elegir los mangos, las papayas y los carambolos más maduros para los niños del pueblo. Jugaba con los pájaros y se hizo amiga del viento.
»Pero mientras que los niños se maravillaban con la nueva habilidad de Toothiana, los adultos del pueblo estaban desconcertados, incluso asustados, ante aquel ser mitad pájaro, mitad niña. Algunos pensaron que era un espíritu maligno al que había que matar; otros vieron formas de utilizarla, o bien como mono de feria, para enjaularla y exhibirla, o bien para obligarla a volar al palacio del nuevo marajá a robar sus joyas.
»Haroom y Rashmi sabían que para mantener a su hija a salvo tendrían que empaquetar sus escasas pertenencias y huir. Y eso hicieron, adentrándose en las profundidades de la selva. Todos los niños del pueblo, que adoraban a Toothiana, intentaron convencer a sus padres para que la dejaran en paz. Pero fue inútil. La codicia y el miedo había vuelto locos a los adultos del pueblo.
»Construyeron una jaula grande, contrataron a los mejores cazadores del lugar y les pidieron que capturaran a la jovencita. Entre ellos estaba un cazador de lo más misterioso. Nunca decía una palabra e iba envuelto de la cabeza a los pies con una tela harapienta cosida con enredaderas de la selva. Los aldeanos recelaban de él; incluso los demás cazadores creían que era raro. "Conoce la selva mejor que cualquiera de nosotros, es como si fuera más animal que persona", decían en voz baja entre ellos.
»Pero Haroom y Rashmi eran tan astutos como cualquier cazador. Haroom, que sabía todo lo que hay que saber del rastreo, podía disimular cualquier rastro para que nadie pudiera seguirlo. Y Rashmi, que podía conversar con todos los animales, consiguió su ayuda para confundir a los cazadores. Los tigres, los elefantes e incluso las pitones gigantes interceptarían a los humanos cuando se les acercaran. Pero los cazadores, ansiando las riquezas y la fama que recibirían si atrapaban a Toothiana, no pensaban rendirse.
¿Por qué los adultos a veces son tan raros y malvados?, se preguntó Katherine para sus adentros para no interrumpir la historia del señor Qwerty. Este se aclaró la voz y continuó:
—Los niños del pueblo estaban decididos a detener a los cazadores. Desafiaron a sus padres, enviando avisos a Toothiana, su madre y su padre una y otra vez en cuanto los cazadores los acechaban en la selva. Toothiana, aún más sabia, se ocultaba en la cima de los árboles durante el día y solo visitaba a sus padres durante las horas más oscuras de la noche.
»Durante semanas, los mejores cazadores de la región fueron incapaces de capturar a Toothiana. Los astutos aldeanos aguzaron el ingenio. Siguieron en secreto a sus hijos y descubrieron el escondite de Toothiana y sus padres. Dejaron un rastro de monedas para que los cazadores lo siguieran. Pero solo un cazador acudió, el que casi les daba miedo. Solo entonces el Cazador Misterioso habló. Su voz era extraña, aguda, casi cómica, pero sus palabras eran frías como la muerte. "Apresad a los padres", gruñó. "Que se sepa que les cortaré el cuello si Toothiana no se rinde. Así la Niña de Vuelo saldrá de su escondrijo".
»Su plan tenía sentido; los aldeanos hicieron lo que proponía. Atacaron el campamento de Haroom y Rashmi. Sus oponentes eran tantos que los dos se rindieron sin luchar. Le habían dicho a su inteligente hija que en ningún caso debía intentar ayudarles si los capturaban.
»Pero el Cazador Misterioso lo tenía todo planeado. Le gritaba a cualquier criatura que oía: "¡Los padres de la niña voladora morirán al alba si ella no viene!".
»Las criaturas de la selva corrieron a avisar a Toothiana de que sus padres estaban perdidos si ella no acudía. Toothiana nunca había desobedecido a sus padres, pero pensar que sus padres estaban a la dudosa merced de aquellos adultos la llenó de rabia y decisión, así que voló directamente a socorrer a sus padres. Se lanzó en picado desde las cumbres de los árboles, dispuesta a matar a cualquiera que intentara herir a su familia.
»Pero Haroom y Rashmi también eran valientes y astutos. Haroom, que nunca había hecho daño a un ser vivo, estaba dispuesto a todo para evitar que su hija fuera esclavizada. Y Rashmi, al igual que todas las Hermanas de Vuelo, había sido una gran guerrera. Cuando Toothiana se acercaba, lanzaron golpes y lucharon como posesos. Toothiana volaba de un lado a otro, flotando sobre su madre y su padre, alargando la mano hacia ellos, pero no tenía suficiente fuerza para levantarlos y llevárselos lejos de aquel tumulto enfurecido. Rashmi le puso una bolsita en las manos a su hija y le dijo: "Guarda esto para recordarnos. Guarda esto para protegerte".
»"Ahora vete', le ordenó su padre. "¡VETE!"
»Con un grito desgarrador, la niña alada obedeció las órdenes de su padre. Echó a volar, pero se detuvo sin saber qué hacer. Sus oídos estaban llenos del sonido de aquella turba vengativa que se abalanzaba sobre sus padres.
»"¡Vete!", gritó su madre.
»Toothiana se alejó volando de un modo descontrolado y desesperado. Y, entretanto, gritaba desde lo más profundo de su alma. Era el grito de dos orígenes: humano y animal. Era un grito tan dolorido y feroz que hizo que los aldeanos que estaban atacando a sus padres se quedaran momentáneamente sordos. Todos excepto... el Cazador Misterioso. Le devolvió el grito a Toothiana. Era un grito igual de perturbador: un grito de rabia y odio, más animal que humano. Toothiana supo en ese instante que tenía un enemigo mortal. Tendría que matarlo o morir.
»Pero de momento debía enfrentarse a su dolor. Voló a la cima del árbol más alto y se acuclilló en sus frondosas profundidades. No tenía lágrimas, solo la aflicción hueca de una vida que se había quedado vacía. Se meció hacia delante y hacia atrás en un trance de incredulidad que duró un día entero y una noche. Después recordó la bolsa que su madre le había puesto en las manos. La abrió temblando. Dentro había una cajita tallada en un solo rubí gigante. Estaba cubierto de adornos en forma de pluma, y Toothiana supo que aquella caja había sido la flecha con punta de rubí que casi había matado a sus padres. Dentro de la hermosa caja había un montón de dientes de leche y una nota:
Durmió con los dientes de leche bajo la almohada y buscó consuelo en los sueños ylos recuerdos que le daban.
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El Hada Reina De Los Dientes
FantasyTRAS LA ÚLTIMA AVENTURA DE los Guardianes PARECÍA QUE LOS NIÑOS de Santoff Claussen se habían librado para siempre de los planes malévolos de Sombra. Pero tal vez esta calma no sea nada más que una estratagema del pérfido Rey de las Pesadillas para...