Una Lágrima de Misterio
CON TANTO REVUELO y barullo en torno a la nueva Edad de Oro y la ciudad que Norte iba a construir, Katherine se sintió perdida en todo aquel alboroto. Los Guardianes adultos estaban en un estado de excitación frenética, hablando acaloradamente entre ellos. En realidad, no le importaba. Le hacía feliz ver que Norte y Ombric volvían a mantener profundas conversaciones; era como en los viejos tiempos. Y observar a Bunny proclamando sus ideas siempre era entretenido. Se mostraba entusiasmado siempre que los planes incluyeran chocolate o huevos. A medida que el debate continuaba, se dio cuenta de que habían hecho un ligero avance. Bunny estaba ampliando sus intereses a otros tipos de dulces.
—¡Cualquier cosa dulce tiene grandes poderes filosóficos y curativos y, como tal, podría ser clave en esta nueva Edad de Oro! —exclamó con su habitual énfasis pookano.
Los aldeanos de Santoff Claussen también estaban especulando alegremente sobre nuevas innovaciones y tecnologías. Los niños en especial se habían dejado llevar por la conmoción. Sascha y el menor de los Williams se acercaron a Katherine.
—¿Qué crees que significa todo esto? —preguntó Sascha. Katherine reflexionó un instante y luego contestó:
—Significa que habrá que inventar, construir, ver y hacer cosas nuevas ysorprendentes.
Los ojos de Sascha y William centellearon al imaginar el aspecto que tendría aquel futuro. Como si pudiera leerles la mente, Katherine añadió:
—Todo será... distinto.
Antes de que pudieran pedirle que se explicara, la niña vio a Luz Nocturna en la torre más alta del Lamadario y corrió tras él. Su actitud esquiva hacia ella le preocupaba cada vez más. Ya no sentía su amistad. No sentía absolutamente nada de él.
Los escalones que llevaban al campanario eran más altos de lo que había esperadoy resultaron difíciles de subir. La brújula que Norte le había dado tantos meses atrás y que ella nunca se había quitado se balanceaba de un lado al otro, retumbando con cada golpe que daba en su pecho de un modo muy molesto. Pero no podía detenerse para quitársela; sencillamente siguió subiendo.
Espero que Luz Nocturna no se haya ido volando, pensó, intentando ver lo que había a la vuelta de la esquina a medida que se acercaba a los escalones superiores. Empezó a subir haciendo menos ruido. Lo distinguió a través de una ventana. Estaba sentado en un saliente. Aunque estaba de espaldas a Katherine, vio que tenía la cabeza muy inclinada, casi entre las rodillas. La luz de la punta de diamante de su bastón era débil. Y por primera vez en varios días, intuyó lo que sentía: estaba triste. Muy triste. ¡Nunca había visto a Luz Nocturna triste! Se acercó poco a poco hasta que vio que sostenía algo. Con cuidado, con mucho cuidado, sin hacer ruido alguno, se puso en equilibrio en el saliente que había justo a su lado. Tenía algo en la mano. La niña se inclinó para ver más de cerca. Era una lágrima. Una sola lágrima.
De pronto, Luz Nocturna se dio cuenta de que ella estaba allí. Se puso de pie con tanta brusquedad que la asustó. La niña vaciló un momento, agitando los brazos en busca de equilibrio. En un instante terrible, se cayó del saliente.
ESTÁS LEYENDO
El Hada Reina De Los Dientes
FantasyTRAS LA ÚLTIMA AVENTURA DE los Guardianes PARECÍA QUE LOS NIÑOS de Santoff Claussen se habían librado para siempre de los planes malévolos de Sombra. Pero tal vez esta calma no sea nada más que una estratagema del pérfido Rey de las Pesadillas para...