Aires Nuevos
LUZ NOCTURNA PARPADEÓ. No podía lanzar su bastón.
¡Katherine se había interpuesto!
¡Apártate!, pensó con todas sus fuerzas. Pero Katherine no contestaba.
Supo que algo iba rematadamente mal.
Voló con todas las fuerzas que pudo reunir. Pero el desastre se estaba produciendo más deprisa de lo que podía imaginar.
Katherine miró la mano de Sombra. El color carne se había extendido por el brazoy había llegado hasta el hombro.
Pero no era eso lo que la tenía hipnotizada.
Era el guardapelo.
Sombra seguía aferrando el guardapelo.
De hecho, el objeto parecía haberse fundido con sus dedos, como si fuera parte de él. El mismo guardapelo que ella le había enseñado durante la batalla en el centro de la Tierra. El guardapelo que portaba la imagen de la hija perdida de Sombra. Pero ¿de quién sería la imagen en su interior? ¿Sería el rostro de Katherine? ¿Sería cierta su pesadilla?
Necesitó todo su valor para mirar.
Y entonces lo vio.
La imagen casi había desaparecido; solo quedaban fragmentos de ella... Sin duda, Sombra había intentado arrancarla. Pero Katherine vio lo suficiente para saber que era la vieja imagen de la hija de Sombra.
Sintió cierto alivio, pero después volvió a mirar a Sombra a los ojos. Estaban tan angustiados, tan asustados, perdidos en el dolor... No se merece morir, pensó.
Incluso el peor de los villanos merece clemencia. Antes fue un padre y un héroe. No había trazado su pasado ni el presente.
Todos los Guardianes sintieron aquella extraña mezcla de repugnancia y dolor que abrumaba a Katherine. Entonces la otra mano de Sombra agarró la de la niña. Sus ojos se ensancharon. El tacto de Sombra resultó inesperadamente amable.
Luz Nocturna intentó liberar a Katherine de Sombra, pero antes de que lo lograra, el viento se alzó de nuevo: las ráfagas azotaron todo el claro, doblando árboles por la mitad y arrancando las hojas de las ramas. El cielo se oscureció más deprisa de lo que ninguno había visto nunca. Un remolino de nubes se abrió paso entre las cimas de los árboles y descendió en el claro.
En medio de todo había una mujer alta y de aire majestuoso, envuelta en una capa. Su rostro era alargado pero hermoso, y parecía haber envejecido en comparación con la imagen que habían visto de ella. A su alrededor se arremolinaban pepitas de granizo y de relámpagos. La masa nubosa avanzó hacia Sombra y Katherine y los engulló.
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El Hada Reina De Los Dientes
FantasyTRAS LA ÚLTIMA AVENTURA DE los Guardianes PARECÍA QUE LOS NIÑOS de Santoff Claussen se habían librado para siempre de los planes malévolos de Sombra. Pero tal vez esta calma no sea nada más que una estratagema del pérfido Rey de las Pesadillas para...