CHARLIE (Parte 4 de 5)

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Mientras el audio se reproducía, puse en marcha un auricular que había conectado a un micrófono que había colocado en el sillón en el que me había sentado. Estaba seguro de que alguna información interesante iba a obtener. Y así fue.

—Martyn, ¿me escuchas? —escuché preguntar a "Boreal".

—Sí, Señora. Aquí estoy. ¿Dígame?

—Martyn, el trato está casi cerrado. Este tío es un idiota y su periodicucho no va a poder hacer nada contra nosotros.

—¿Está usted segura?

—Sí, tranquilo. No tienen nada contra nosotros, ni contra OBSYDIAN. Podemos solucionar este asunto sin problemas. Voy a darles una limosna para que piensen que les ayudamos y después diremos que OBSYDIAN ha contratado los mejores abogados del mundo para destruirlos. Nos cargaremos el muerto a nosotros mismos y después será más placentero destruirlos.

—¿Está usted segura de que no serán un problema?

—Si, tranquilo. Ahora mismo está hablando con su superior, le escucho perfectamente. Nos está elogiando como si fuéramos la primera chica que les dio un beso... Patéticos...

—Nadie puede con usted, Señora. Estoy orgulloso de su labor.

—Gracias Martyn. Termina pronto y recuerda pasarte por aquí cuando termines de limpiar.

—Ya está hecho, Señora. Acabo de deshacerme de los cuerpos.

«¿Ha dicho los cuerpos?».

—Buen trabajo, querido. Eres el mejor. No creo que sea necesario deshacernos de toda esta gentuza, excepto de ella. Pero estate preparado, por si acaso.

«¿Ella?».

—De acuerdo Señora. Le avisaré en cuanto haya terminado.

—Recibido Martyn. Adiós. —Colgó el teléfono.

Si no había escuchado, ni entendido mal, nos habían engañado –tal y como pensaba–, no querían comprar OBSYDIAN, si no que tenían ya algo con ellos; si no es que eran ellos mismos. Y, además, habían eliminado a "alguien" y estaban en busca de otra mujer.

Estaba empezando a asustarme. Aún me quedaban casi cuatro minutos de audio, así que empecé a buscar rápidamente noticias sobre desapariciones recientes. Y, para mi sorpresa, no encontré una desaparición, sino tres. Tres personas, muy bien colocadas en los medios en ámbitos científicos, físicos y ambientales; habían desaparecido de un día para otro sin dejar rastro: Mary Meyers, doctora en ciencias naturales de la universidad de Oxford y que realizaba un estudio de cómo congelar globalmente el flujo acelerado y desacelerado del tiempo (investigaba cómo "bloquear" los viajes en el tiempo), había desaparecido de su apartamento hacía dos días.

Norman Nacom, físico teórico, estudioso de la involución del ser humano al conocer la posibilidad de cambiar sus futuros actos, repasando sus fallos del pasado –una teoría muy interesante sobre cómo evoluciona una sociedad que sabe en qué ha fallado y en qué debe prosperar– desapareció en medio de la noche al salir de una cena con amigos. Y la gran luchadora medioambiental, Rita Roseau, experta en maquinaria para la destrucción de plásticos de toda índole, no llegó a su destino, cuando fue a presentar su último invento a la convención anual de lucha a favor del medio ambiente: un desatomizador de plásticos, que elimina el cien por cien de este producto, de cualquier categoría, sin dejar ni un solo residuo ni rastro contaminante. Estas tres eminencias desaparecieron en un margen de tres días, en distintos lugares del país. ¿Acaso EURASACORP había terminado con ellas? Todo apuntaba a que sí.

Debía ir con cuidado y utilizar mi as en la manga... Al volver a ese despacho y sentarme en ese sillón, iba a jugarme el cuello. Pero sentía la necesidad de conocer si trataba con el diablo y saber cómo luchar con él y escapar con vida. Aún me quedaba un minuto de audio. Tiempo suficiente para averiguar una última cuestión: ¿EURASACORP sería dueña de alguna cadena de televisión o algún noticiero? Efectivamente.

Tuve que consultar cuatro webs, pero lo averigüé. En la primera web, leí que hacía un par de años una cadena de TV que emitía teletienda y programas de tarot fue comprada por una empresa recién aparecida, llamada EUROCORP; dedicada a la importación de materiales quirúrgicos entre Europa y Asia.

En la siguiente, descubrí que la empresa de Asia que producía dichos materiales quirúrgicos salió a la venta por haber caído en bancarrota debido a una mala inversión en bolsa. En la tercera, vi que EUROCORP compró esa empresa y, en acto de buena fe con sus nuevos compañeros de trabajo, pasaron a llamarse EURASACORP. Y en la última web, volví a leer sobre aquella cadena de televisión que habían comprado anteriormente: habían dejado de emitir programas de teletienda y programas de tarot para comenzar a publicar noticias sobre Europa y Asia. Y además, aquella cadena pasó de llamarse Canal 304 a La Estación.

Todas mis sospechas se cumplían y, además, habían destruido de mis creencias el mito sobre esta cadena informativa. No era lo que yo creía que era y tenía completa seguridad de que la entrevista en la cadena de altas esferas que me había anunciado Boreal no era para nada "La Estación" que yo pensaba que era. Si no una contraria interpretación de lo que debía ser, según anunciaban sus leyendas. La Estación era un fraude y pertenecía a EURASACORP.

Tras mis elucubraciones, el fraude que sentía por descubrir la realidad sobre la mítica La Estación y la finalización del video grabado, entré de nuevo, como si no supiera nada. Me puse mi mejor sonrisa e hice aparición guardando mi comunicador en el bolsillo derecho del pantalón.

—Bueno, pues ya está todo claro. He hablado con mi jefe, Lucas Jódar, y me ha dado el visto bueno al trato que me has ofrecido y me concede potestad absoluta para decidir y firmar lo que crea conveniente. Creo que podremos llegar a un buen acuerdo. —Sonreí, me senté y alcé la mano en busca del café que me estaba ofreciendo la Sra. Palmer.

—Me alegra mucho escuchar eso, Charlie. Toma, aquí tienes el café. Me gustan las personas que toman café solo, sin nada más. Son personas fuertes, atrevidas y valientes. Seguro que haremos maravillas juntos. —Volví a sonreír a tan falsa mujer.

—Muchas gracias, Boreal. Ahora, ¿cómo quieres proseguir? ¿Tienes redactados los documentos pertinentes?

—Sí, los tengo. Sabía que cerraríamos un bonito trato, así que redacté ayer los documentos. Además, creo que ambas partes saldremos muy beneficiados de este acuerdo —me dijo la Sra. Palmer, con una preciosa y falsa sonrisa en su rostro.

—Estoy convencido de ello. Juntos, vamos a recuperar la salud del planeta y destruir esa vil empresa llamada OBSYDIAN —le contesté.

Me entregó unos documentos muy bien redactados y con muchísimos detalles sobre nuestra supuesta colaboración. En ellos aparecía una cantidad donada a nuestro periódico de dos millones de euros, la llave cifrada de acceso a una planta completa de I+D en el edificio de EURASACORP (la planta ciento doce, para ser más precisos) y una cita para acudir a una entrevista con, efectivamente, La Estación", tal y como ya había supuesto... Al leer los documentos, fingí asombro y felicidad y continué hablando con la Sra. Palmer:

—Sra. Palm... Perdón, Boreal, no puedo creer lo que estoy leyendo. ¿De veras puede ofrecernos todo esto? ¿De verdad existe La Estación? No sé cómo podríamos darle las gracias —fingí.

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