Al conocer la gente la noticia de que OBSYDIAN iba a comenzar la venta de viajes controlados al futuro; decenas de empresas recreativas desearon hacerse con una parte de la patente, que a tan buen recaudo guardaba OBSYDIAN, por todos los medios posibles.
Poder ofrecer viajes temporales controlados, sin posibilidad de moldear, cambiar o romper la línea temporal era el negocio del futuro y miles de empresas querían obtener su parte. Los viajes al futuro, al contrario que los viajes al pasado eran experiencias fuera del alcance de todo aquel que no fuera procedente de una familia poderosa. Era una práctica cara, que la gente debería estar dispuesta a pagar, pues era necesario firmar una serie de contratos antes de visitar las maravillas del futuro y, tras el viaje, someterse a un completo borrado de memoria de aquellos acontecimientos que formaran parte directa del futuro del cliente.
Dicho de otra manera: una persona podría viajar al futuro y ver si en cincuenta años la Torre de Pisa por fin ha caído al suelo; y no sufriría ningún borrado de memoria sobre el viaje, pero si descubriera que, al caer la torre, aplasta a algún descendiente suyo y, por conocer este destino, se preparase para cambiarlo, entonces sí. El control del tiempo era de OBSYDIAN y querían que siguiera siendo así para siempre.
OBSYDIAN no tenía intención de vender sus diseños a nadie. Quería el completo monopolio de dicha comercialización. Recibieron miles de ofertas con cantidades ridículamente altas de créditos; pero la empresa no cedió ante nadie, ya que el destino final de todo producto que se expande demasiado es empeorar y acabar siendo destruido. Así fue y quisieron que continuara siendo, pero un día todo cambió. El gobierno de los Nuevos Estados Unidos de América, NUSA, los cuales no quisieron saber nada del proyecto anteriormente, – no les gustaba la idea de eliminar la omnipotencia de Dios sobre todas las cosas... Maldita nación inculta...–, lanzaron una propuesta de nueva Ley en la Unión Global de los Primeros Países (UGPP), que decretaba que todo aquel negocio que pudiera ejercer un cambio de la balanza político-económica mundial debía ser repartido en, al menos veintitrés países primer mundistas, de entre todos los continentes, para evitar un colapso financiero global.
Claramente, la propuesta fue aceptada por mayoría y sin nada que poder hacer ni alegar, OBSYDIAN tuvo que empezar a vender parte de su sistema al resto del planeta. Además, los NUSA intentaron que ese reparto fuera de forma gratuita, para así restarle poder económico a la gran empresa que manejaba los hilos temporales. Pero no consiguieron su cometido, pues OBSYDIAN se había guardado un as en la manga hacía tiempo, por si acaso les ocurría lo que ahora estaban viviendo.
Un porcentaje de los prototipos había sido vendido a terceros hacía tiempo, bajo un contrato que les obligaría a recibir de vuelta dichos ficheros, si el producto se veía envuelto en polémicas políticas. Así, el groso de su invención robada fue repartido gratuitamente –obligados por los NUSA– alrededor de todo el mundo, pero, quien quisiera sacarles partido, debería recurrir a una compra del resto del material.
De nuevo, llegaban ofertas de todos los rincones para hacerse con un trozo del pastel, pero ahora las cantidades no eran tan cuantiosas como antes. El resto de los países, aunque disconformes por deber pagar por el porcentaje que les faltaba de sus prototipos, se aprovechaban de lo que los NUSA habían ocasionado y sonreían viciosamente, mientras se frotaban las manos ante las riquezas que iban a obtener. OBSYDIAN creía que tenía todo perdido, pero recibió una propuesta de compra de una empresa desconocida, que le pedía el cien por cien del sistema, por más millones de créditos de los que nunca habían visto, además de seguir obteniendo el quince por ciento restante de todos los beneficios futuros obtenidos por la utilización de su equipo.
Esa empresa era EURASACORP y sí, consiguieron lo que buscaban. OBSYDIAN jamás se había planteado deshacerse por completo de su sistema, pero es que tampoco habían visto jamás tantos ceros seguidos y, además, al contado. Habían vendido todo su equipo, se quedaron con un perenne quince por ciento de beneficios y, además, seguirían ofreciendo viajes, como filiales al proyecto, al igual que el resto de las empresas del mundo que habían cogido una porción del pastel. El sistema fue vendido y OBSYDIAN se dividió en tres sectores: investigación, comercio y banca. Desde el primero, continuaron investigando los acontecimientos futuros, para saber si gracias a su venta, el mundo era salvado. No lo sería. Desde comercio, continuaron ofreciendo viajes en el tiempo. Y desde la banca, veían cómo sus ingresos seguían creciendo, a parte de las titánicas arcas que les había dejado bien llenas: EURASACORP.
En poco tiempo, las decenas de empresas que se repartieron el negocio se convirtieron en centenares. Había lugares donde regalarse un viaje al pasado en casi cualquier lugar del mundo. La misión de REVO se había complicado bastante, pero nada iba a detenerlo. Curiosamente, EURASACORP, no se había pronunciado todavía, ni había empezado a comercializar viajes temporales.
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SOY REM
Ciencia FicciónCon Soy Rem, te traigo una historia absorbente y emocionante, para que descubras un nuevo mundo y una nueva forma de ver la vida. Porque... ¿alguna vez has recordado algo, que no parecía que fuera de tu vida? ¿Crees en mundos paralelos o realidades...