CAPÍTULO 1; MORGAN (Parte 1 de 3)

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Me llamo Morgan, soy una fugitiva que no puede parar de correr en ningún momento. Hasta hace unos días, tenía una vida normal. Pero por error encontré una información en mi empresa que podría causar daños devastadores. Con mi triste economía y mi absoluta avaricia, intenté chantajear a mis jefes pidiendo una recompensa por destruir esos datos. Lejos de ofrecerme ningún acuerdo, los guardias que había en la planta de los altos mandos se abalanzaron hacia mí para detenerme. Por suerte, siempre he sido mucho más rápida que la media, así como ágil. No me preguntéis porqué, simplemente lo soy. Habilidades que me valieron para escapar de mis presuntos captores y poder huir del edificio en el que trabajaba. Llegué en unos minutos a mi domicilio , temerosa de lo que tenía en mi poder, e hice una copia de seguridad en una base de datos encriptada en la red oscura, que mantenía desde hace años. Salí corriendo de mi vivienda con un pendrive con toda la información en mi bolsillo. No tengo familia, ni amigos. Siempre he sido una antisocial recluida en mi mundo. Experta en software y hackeo de cuentas secretas. Gracias a ello obtuve mi empleo, pero ahora parece que quizás me equivoqué de oficio. 

Me levanto cada día conforme el agotamiento arremete y mi cuerpo me permite seguir huyendo. No puedo coge r ningún medio de transporte, pues todos están automatizados y llenos de cámaras. Detectarían mi desplazamiento de inmediato así que me detendrían. Por lo tanto, no me queda más remedio que correr. Voy camino hacia "La Guarida", una sede para hackers con la que me encontré hace unos años y a la cual me invitaron a pertenecer, para franquear día a día todas las seguridades posibles del gobierno. Me abstuve de ello, pues nunca me he considerado una delincuente. Pero ahora son el único refugio seguro que conozco y en el cual confío en que me dejen entrar. Mi base de datos oculta de la red oscura pertenece a un sector que domina "La Guarida", así que supongo que ya habrán visto lo que he enviado y me estarán esperando, pues la reacción de todos los que son como yo, es huir al único lugar protegido conocido. Y todos los hackers del país saben que " La Guarida" es el único lugar seguro para las personas tan buscadas como yo.

Anoche estuve corriendo hasta las tres de la mañana, abandoné por completo mi municipio, donde había vivido desde que nací y me adentré en los terrenos áridos e inertes por donde discurren las carreteras que unen las ciudades del país. Entre localidad y localidad, hay apenas unos dos o tres kilómetros de tierra yerma. Han crecido y evolucionado tanto las urbes que ya cubren el setenta por ciento de toda la tierra del planeta. No quedan bosques, no queda flora, no queda fauna, no queda apenas oxígeno... 

Sólo en el interior de las ciudades se produce artificialmente, pero fuera de ellas es casi imposible respirar...

Por ese motivo, tengo que llevar mi DOT hackeado e imposible de rastrear, el cual suministra los niveles adecuados de oxígeno directamente a mi sistema. Lo tengo acoplado en mi sien izquierda y de él se extrae un fino conducto que introduzco de mi fosa nasal y del cual emana el oxígeno que necesito para moverme con libertad fuera de la prisión que todos llamamos ciudad. Además, todo lo que comemos se ingiere a través de pastillas diseñadas por una farmacéutica que confeccionó la alimentación perfecta, poco después de que se extinguieran todos los animales . Son baratas y horribles, pero sólo una unidad te proporciona las vitaminas necesarias, te ofrece una hora de energía y alimento, independientemente del ejercicio que estés haciendo. Eso es algo maravilloso, sí, pero también tienen su lado oscuro. Puedes consumirlas como gustes, pero gastar dos o tres de golpe no significa tener dos o tres horas de alimento; no son acumulativas. Pierden efecto si consumes más de una ala vez. Aunque hay gente pobre que lo hace, por no poder ocultar pastillas en sus botes, por miedo a que se las roben. Viven al día y se alimentan como tal. Esta es la sociedad más atormentada en la era que vivimos, son lo más propensos a morir de hambre... Como siempre...

Por eso, yo consumo una cada setenta y cinco minutos exactos. Alargo mis ingestas quince minutos cada una, para poder reservar un pequeño lote para cuando vaya a dormir. Cuando el cansancio arremete, vuelve el hambre y entonces me despierto; pero consigo dormir unas cinco o seis horas, que me llenan de energía. 

A parte de ser veloz, siempre he tenido muchísima resistencia corriendo. Por eso no dudé ni un instante en saltara la carrera de refugio cuando empezaron a perseguirme. Es el sistema perfecto para no detenerme nunca y poder huir y esconderme; hasta que llegue a "La Guarida".

Hoy voy a recorrer la poca distancia que me queda hasta la siguiente ciudad y la atravesaré por completo. Ya tengo el mapa en mi mente de qué calles debo coger para evitar cámaras, demasiada aglomeración de peatones y vehículos. Si todo sale bien, esta noche dormiré en una cueva que también tengo localizada, y mañana a medio día llegaré a "La Guarida". Por favor, que me estén esperando... Que me dejen entrar... 

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