CAPÍTULO 4; OBSYDIAN (Parte 1 de 3)

6 3 0
                                    


Nueva París, Francia. Año 2323

Era el año 2323 y el ser humano había logrado alcanzar el mayor de éxito en toda su historia. Nada se podía comparar al descubrimiento que hicieron el veintidós de octubre un pequeño grupo de personas trabajando de forma independiente. Ni el fuego o la rueda, ni la televisión, internet o las redes sociales. Ni siquiera cuando encontraron la cura para el cáncer en el año 2039, cuando colonizaron Marte en el año 2310 o cuando se descubrió, finalmente, otro planeta que pudiéramos habitar en el año 2225. El hallazgo de toda nuestra historia, habida y por haber, llegó en un laboratorio instalado a siete kilómetros bajo el nivel del mar, en lo que antaño fueron los casquetes Polares, a las 22.13h.Un reducido círculo de científicos descubrió la inmortalidad. Fue algo que revolucionaría el ciclo de vida natural del ser humano y que cientos de cadenas compartieron ansiosas al conocer la noticia. Dicho proyecto se había llevado a cabo con el mayor de los secretos y sin ningún consentimiento de ningún gobierno.

Un proyecto que había sido absolutamente cancelado... Pero no fue esa la realidad. Pues lo que ocurrió fue que ninguna gran empresa del mundo podría permitir que nadie diseñara una manera de detener el envejecimiento de las células de los cuerpos; creando así la auténtica inmortalidad. Nadie, que no hubieran sido ellas mismas... Y no solo las grandes empresas querían evitar este descubrimiento, sino millones de personas en el mundo, que consideraban que aquello era alterar el crecimiento natural de los seres humanos y la obra de la madre naturaleza. Además, la muerte siempre ha sido uno de los mayores negocios de la historia de la humanidad y nadie con poder quería renunciar a ese negocio. Así que aquel hallazgo y su grupo de visionarios quedó paralizado y su investigación fue erradicada de la faz de la Tierra.

O eso es lo que hicieron creer los medios de comunicación a todas las personas interesadas en el proyecto. Pues la realidad era que todos los cálculos, datos y pruebas realizadas, habían sido compradas por una gigantesca empresa, que pretendía continuar con dicha labor, pero dentro del más absoluto secretismo y encarado, como no, a las altas esferas de la sociedad.

Si lograban su cometido, tendrían la inmortalidad absoluta solo las personas más poderosas del planeta. Algo que lograría que jamás se viera flaqueado su poder, ni su imperio. Pero, tras cientos de pruebas, los resultados no fueron los deseados. Dicha empresa, llamada OBSYDIAN, con su sede central en Nueva París, Francia, invirtió cientos de millones de créditos monetarios en la investigación de la historia, pero no consiguieron lograr nada por esos derroteros.

Los científicos originales se preocuparon lo suficiente como para eliminar ciertos datos clave, y que nadie pudiera sacar tajada de sus pesquisas. La idea que tenían ellos era compartir libremente su hallazgo y que la inmortalidad fuera la nueva normalidad en la Tierra. No permitirían que ninguna empresa se enriqueciera con su invención.

Sin embargo, algo mucho más poderoso apareció ante OBSYDIAN sin ni siquiera esperarlo. El artefacto que pretendían dotar de inmortalidad –e inmoralidad– a ciertas personas, estaba dando señales de poder convertirse en algo, todavía mucho más interesante para ellos. Y así fue...

En unos pocos meses, alterando sus investigaciones iniciales, OBSYDIAN, logró diseñar el Santo Grial de la historia de la humanidad: la primera máquina del tiempo. .

—Damas y caballeros, niños y niñas de todas las edades, desde OBSYDIAN, nos complace anunciar que hemos hecho el descubrimiento más grande de todos los tiempos. Si, así es. Pero todavía no podemos desvelar el misterio, pues estamos en fase de pruebas y no queremos adelantarnos al lanzamiento final. Lo que sí os avanzamos, es que cambiará vuestra percepción de vuestra vida y de todo lo que habéis vivido hasta la fecha —rezaban los noticieros de todas las pantallas de la Tierra—

OBSYDIAN necesitó ayuda de varias partes del mundo y tuvo que encontrar a las mentes más intelectuales del planeta para que trabajaran con ellos. Debido a la índole de su proyecto, no contaron toda la verdad a las personas que contrataban para desarrollar el artefacto. Además, tenía claras intenciones de deshacerse, al terminar, de todo aquel o aquella que diera señales de hacerles caer en desgracia. Así, con la ayuda de los científicos más importantes del mundo y con una de las personas que en un futuro lucharía por destruirles, OBSYDIAN perfeccionó su invención y decidió hacer negocio con los viajes en el tiempo de inmediato. Ya habían realizado algunas simulaciones y pruebas virtuales y todo indicaba que podrían comercializarlos de manera lúdica y, así, obtener los mayores beneficios de los que jamás hubieran imaginado. Y, como no, todo el poder económico y político del mundo.

Al principio sólo permitiría viajes hacia el pasado. Los cuales estaban completamente controlados para que fuera imposible modificar el presente que tan brillantemente estaban viviendo. Lo tenían todo bien atado, para que, de ninguna forma, nadie pudiera alterar los acontecimientos ocurridos, ni crear ninguna otra línea temporal, en la que ellos no tuvieran el poder absoluto. Y tan solo unas semanas después, ya tenían el producto listo para sacarlo a la venta.

—Por fin, el día ha llegado. Desde OBSYDIAN, queremos presentaros... ¡La máquina del tiempo! Una nueva creación de nuestros mejores científicos, que nos permitirá desplazarnos en el tiempo. ¡A todos y cada uno de nosotros! —repetían las noticias una y otra vez.

Los viajes al pasado eran completamente seguros. Para asegurar que no hubiese cambios, el sistema realizaba una copia de seguridad cada minuto de cada hora del día, sin descanso. Ante cualquier micro modificación del código que tenía instalado, este volcaría la copia de seguridad a su red, restaurándose al punto histórico en cada momento. Así, si alguien cambiaba el pasado en el presente, este no llegaría a modificarse, al sufrir inmediatamente una restauración total del pasado original que el cliente estuviera visitando. El sistema devolvería la realidad a su forma inicial de manera automática e inmediata. Además, bloquearon la grabación de los DOTs en ciertos puntos, para que nadie pudiera recurrir a todos los elementos de sus viajes, una vez hubieran terminado la visita. Era algo demasiado valioso como para permitir que se quedara todo el proceso grabado en los dispositivos de la gente, así que tendrían que contentarse con sus memorias cerebrales; como ya casi nadie hacía... Pero era el método más seguro para que no se copiara, manipulara o invadiera la invención de OBSYDIAN. El producto estaba listo para su comercialización.

SI TE ESTÁ GUSTANDO EL LIBRO, AYÚDAME COMPRANDO UN EJEMPLAR EN PAPEL O EN DIGITAL. CONTACTO CONMIGO A TRAVÉS DE WATTPAD O POR INSTAGRAM: @guille_soyrem Y EN FACEBOOK: Guillermo Ponce Ramírez

SOY REMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora