PRESENTE (Parte 3 de 3)

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Durante unos minutos se mantuvieron muy ojo avizor y escépticos, pero teníamos todo planeado. Antes de que pudieran realizar ninguna llamada, un remanente del equipo de Gamma hizo una llamada en un perfecto chino tradicional a la recepción del centro:

早上好 我是從兒童保護辦公室打來的

(Buenos días, llamo de la oficina de protección al menor.)

你好告訴我

(Hola, dígame)

很遺憾地通知您,邵少剛的父母在飛機失事中喪生

(Lamento comunicarle que los padres de Shaoran Gong han fallecido en un accidente de avión.)

天哪...真恐怖

(Dios mío, qué horror...)

是的,所有的傷痕. 如果發生悲劇,我們已經聯繫了父母指派的監護人

(Sí, toda una tragedia. Hemos contactado con los tutores adjudicados por los padres en caso de tragedia.)

那裡

(Ahá...)

他們決定帶小孩子和他們住在一起。當他們到達時,將他送出並與家人一起離開

(Han decidido llevarse al pequeño a vivir con ellos. Cuando lleguen, hágalo salir y que se marche con su familia.)

同意

(De acuerdo.)

謝謝。再見

(Gracias. Adiós.)

別客氣。

(De nada. Adiós.)

El trabajador del centro de reeducación nos preguntó los nombres y nosotras contestamos en inglés. Gamma también hablaba perfecto chino, pero preferíamos hacernos pasar ambas por europeas, para que supieran donde iba a venir el niño a vivir, pues llevarlo con nosotras era la idea real.

—Me llamo Gamma Gong. —No se cortó en decir el nombre que se impuso como remanente, aunque mintió en el apellido; acorde al plan que habíamos trazado para poder sacar de allí a Shaoran.

—¿Y usted?

—Yo me llamo Rem Gong —contesté.

—De acuerdo, voy a por el niño. Esperen aquí.

—Claro, aquí estaremos —contestó Gamma.

A los pocos minutos, se abrió la puerta por la que se había ido el hombre y traía consigo a un niño, de unos nueve o diez años. Inmediatamente, Gamma frunció el ceño y le espetó:

—¡Ese no es nuestro sobrino Shaoran! —al igual que Alfa, Gamma, y los demás líderes, tenía la habilidad de reconocer a uno de los nuestros con sólo mirarlo a los ojos.

—Lo siento, señoritas, debía asegurarme de que ustedes eran quienes decían. Ahora mismo les traigo a Shaoran —dijo el hombre, antes de volverse a marchar.

En ese momento, yo le pregunté a Gamma cómo iba a reaccionar Shaoran al vernos. No nos conocía, podía fastidiarnos el plan. Pero me dio la respuesta justa que necesitaba:

—Si es un remanente inverso, él ya ha vivido esto. Sabe que venimos a por él...

Y así fue, pues conforme se abrieron las puertas de acceso a las habitaciones, un pequeño de unos once años salió corriendo a los brazos de Gamma, mientras gritaba su nombre precedido de un tierno:

—¡Tía Gamma! —corriendo se lanzó a los brazos de la líder remanente.

—Hola cariño, ¿cómo estás? —le preguntó ella.

—Muy asustado... ¿Dónde están papá y mamá? —preguntó el niño, fingiendo como nunca había visto fingir a nadie.

—Están en un viaje de negocios —le respondí yo.

—Hola tía Rem —me dijo mientras se pasaba a mis brazos para darme un abrazo tan cariñoso como el que le había dado a Gamma— ¿Cómo estás?

—Muy bien, cielo —contesté—. Es hora de irnos.

—Sí, vámonos. Y luego iremos a ver a mis papis.

—Claro, cielo —contestó Gamma.

Sin más espera, nos entregaron unos documentos de recogida para que los firmáramos, asegurando quiénes éramos, la relación con el pequeño y la fecha en la que habíamos ido a por él. Me sentía muy mal conmigo misma al estar, literalmente, secuestrando a un niño pequeño. Pero una grata sorpresa me llevé, cuando descubrí que la información que nos había llevado hasta Shaoran, nos la habían facilitado los mismos padres del pequeño.

Fue muy triste y desolador averiguar que no querían saber absolutamente nada de su pequeño ángel. Pero muy tranquilizador para mí ser, el pensar que habíamos salvado al pequeño Shaoran de una vida de desgracias. Aunque, claro... esto él ya lo sabía... ¿Se habría hecho el loco para terminar en nuestras manos? ¿Lo había planeado todo? Me gustaba pensar que sí; demostraría lo importante que era para todo lo que iba a ocurrir a continuación. Era el remanente inverso más valioso de todos los que habían existido. Estaba segura de que ninguno de los que hubiera torturado OBSYDIAN, podría haber tenido la importancia que tenía el pequeño "Shao". Él había planeado todo su rescate desde nuestra mano. Sabía lo que iba a ocurrir y lo hizo pasar tal y como necesitaba. Era un absoluto genio y lo que nos contó en los días que pasó con Gamma, conmigo y los demás remanentes de la facción oeste —antes de marcharse por voluntad propia y alejarse de la lucha global— fue absolutamente imprescindible para la perfección del plan que poco faltaba que lleváramos a cabo. Cada día, la lucha estaba más cerca y Shaoran nos había dado una "vida extra" en todo este entramado.

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