EIDER (Parte 5 de 5)

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Y de golpe, Eider se desmayó. El capitán lo levantó de su asiento y lo llevó con la astronauta Ponce para que le administrara el sedante y así dejarlo descansar. Por fin, habían superado la estela del cometa, entonces, la respuesta del capitán les acababa de entrar. Recuperadas las comunicaciones, el capitán Sampulu anunció que iban a introducir a su compañero en una cápsula de rescate y mandarlo de regreso a casa. Temían por su salud, pero también estaban demasiado cerca de su objetivo como para cancelar la misión. Se arriesgarían a terminar la misión sin la ayuda de su técnico; pero debían ayudarlo a él y a su vez, completar la misión. La valiente compañera de Eider le administró cinco mililitros de algún tipo de calmante –lo que podemos ver por la pantalla– y el cuerpo nervioso del desmayado compañero se calma de inmediato. Junto la ayuda del capitán Sampulu, introducen a Eider en una cápsula de escape, le saludan formalmente, Yolanda le besa la frente y pulsan el accionamiento para que la cápsula salga despedida de la MARS—01.

Esta cápsula de escape tiene la misma potencia de motor que la nave de la que sale, pero de una manera comprimida. Dicho de otra forma, puede producir la misma cantidad de energía, lo que se traduce en un mayor impulso, debido al menor tamaño de la nave, y una mayor velocidad durante un menor período de tiempo. En pocas palabras, la cápsula de salvamento llegaría a la Tierra en menos de dos horas.

Una vez lanzada la cápsula con el compañero astronauta, el capitán indicó al director Stroke que continuarían la misión, sin emitir nada más. Avisarían al llegar a Marte, pero quería que todos los esfuerzos visuales de la NASA se centraran en ayudar a su compañero y amigo, que se dirigía de regreso a casa. El director Stroke le dijo que no podía hacer eso y que lo que haría sería duplicar las señales para prestar tanta atención a unos, como a otros. Pero a mí, personalmente, ya poco me interesaba la misión de la conquista de Marte. Eider era mi prioridad. Eider era como yo, un remanente. Y debía dar con él. Creía que era la única persona con esta habilidad, o este don, cuando desperté hace tiempo. Pero he ido conociendo a más como yo durante el paso de los años y yo puedo controlar todas mis vidas, como si las viviera al unísono. Ahora mismo, esta realidad ya no existe, lo sé, pero yo la puedo vivir como si fuera la única existente. Estoy segura de que conocí a Eider cuando se llamaba Sarah; en otra vida. Podría ser otro remanente, pero mi instinto me decía que era la misma persona. Ahora debo encontrarlo en esta vida.

Eider todavía no parece conocer el alcance de su potencial, pero sí que despertó a Sarah, con los recuerdos que creían que olvidaría. Yo lo vi, cuando tuve que regresar para realizar unos cambios en su despertar, que nos llevaría al momento que llevaba tanto tiempo esperando en esta vida. Soy Echo, uno de los primeros remanentes y me dedico a reclutar a más como yo para poder cumplir nuestro objetivo. Así que voy a dar con él, voy a salvarlo y, junto a nuestras filas, lograremos salvar a la humanidad. Pero antes, debo contactar con Alfa...

—Alfa, ¿me recibes? Soy Echo.

—Aquí Alfa, dime Echo.

—He encontrado a otro. Está en mi vigésima vida, se llama Eider.

—¿Cuántas vidas ha conocido?

—Por lo que he podido averiguar, cuatro. Lo conocí como una mujer llamada Sarah, que tenía los primeros síntomas de su despertar remanente, pero le perdí la pista en esa vida. Creía que serían dos diferentes, pero estoy segura que es el mismo. Ahora lo he vuelto a encontrar, como un hombre llamado Eider. También nombró unas personas llamadas Yusuke y Paul, pero temo que son conocidos de las otras líneas temporales. Supongo que son de dos diferentes, por la procedencia de los nombres.

—Está bien, de acuerdo. Si es su cuarta existencia, cada vez recordará más cosas de golpe, pero también le será más fácil la asimilación; con tu ayuda, claro. ¿Sabes dónde está?

—Sí... volviendo a la Tierra en una cápsula de rescate desde la nave MARS—01

—¿En 2104? Todavía no habíamos encontrado a nadie en ese año a parte de ti. Es una gran noticia.

—Lo sé, por eso es tan importante. Puede tener información valiosa de ese período.

—Y si está volviendo a la Tierra, ¿cómo darás con él?

—Será algo complicado, pero sé dónde va a aterrizar la cápsula, bueno, más o menos... Iré allí e intentaré hacerme con él en cuanto me sea posible.

—Ve con calma, recuerda que los remanentes neófitos pueden tener brotes muy agresivos. Ahora puede disponer de la fuerza de cuatro personas y él ni siquiera saberlo.

—Sí, lo sé. Tendré cuidado. Te mantendré informado.

—De acuerdo. ¿Qué necesitas para encontrarlo?

—Necesito ir hasta Florida, ya que la cápsula aterrizará cerca del condado de Volusia.

—¿Volusia? Vaya, creía que se desviaría más la nave respecto su zona de despegue.

—En este periodo, la exploración espacial está muy avanzada. Consiguieron reducir mucho los márgenes kilométricos de antaño, en los que despegaban desde América y aterrizaban en Asia...

—Entonces seguro que su información es valiosa. Ve con cuidado.

—Tranquilo. Tú investiga nuestra base de datos, a ver si podemos encontrarlo también en el mundo real. No vaya a ser que sea un callejón sin salida, como nos ha pasado otras veces...

—Aunque lo sea, necesitamos su información. Sería una lástima que no pudiera unirse a nuestras filas, pero la mente de los remanentes, existan o no en nuestra era, siempre es valiosa.

—Lo sé. Pero avísame, para saber cómo actuar.

—De acuerdo. Te contactaré en cuanto averigüe algo.

—Alfa...

—¿Sí, Echo?

—Es Rem...

—¿Rem? ¿La misma Rem que hemos buscado durante tanto tiempo?

—Sí... Debes buscarla rápido en la realidad. Debe existir y debe unirse a nosotros.

—Si es Rem de verdad, pondré todos nuestros esfuerzos en su búsqueda, no te preocupes.

—Gracias.

—Tranquila, la encontraremos...

—Sé que la encontraremos; no tengo dudas.

—Por cierto, Echo...

—¿Sí?

—Ten cuidado...

—Siempre.

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