d i e z

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Él seguía riéndose, y yo sólo estaba sentando en su cama sin saber que decir.

Comenzaba a ser algo extraño, mire de un lado a otro intentando saber que hacer.

—Lo siento, lo siento.—se disculpó mientras me miraba, aún con las lágrimas en sus ojos.

—Ehh...

Eso fue algo incómodo.

—No te preocupes.—agregué.

Cuando se calmó me miró.

—Lo siento.—repitió.—Siempre que la tristeza me agobia no puedo evitar reírme.

Oh, vaya eso tenía sentido.

—¿Desde hace mucho haces eso?

—No, hace creo dos años que empecé a responder así.—se rascó el brazo.—Entenderé si crees que es raro.

—No lo sé, no te juzgaré, cada persona es un mundo.

Para el puede ser una forma de desahogarse, no puedo ser tan incompetente para reírme o burlarme.

—Gracias...—me susurró sin verme.

Me acerqué más.

Sentí como el nerviosismo aparecía en él, pues se volvió rojo como un tomate.

Evite no reírme.

Es que en serio era tan tierno.

—D-deberías irte.— escuché de repente.

Me detuve.

Creo que en serio le estaba preocupando el que aún no me fuera, estaba demasiado tenso.

—Creo que tienes razón, lo que no sé, es cómo carajos.—confesé acercándome al balcón.

Él me jalo adentrándome de nuevo a su cuarto.

—¡No te acerques así de repente! ¡Puede que mi padre aún este!—me regañó.

—Perdón.

No recorde ese otro pequeño detalle, él padre de Gulf, no sabía si aún rondaba por ahí.

—Ugh.—se volvió a acostar en su cama, tomo sus manos en su cara.—Dios, Dios, Dios ¿ahora cómo saldrás de aquí?

Le iba a dar un ataque.

La verdad es que el balcón estaba muy cerca del árbol, por lo que no fue difícil tirarme, sólo que en ese momento no pensé en cómo me devolvería.

—¿Tienes sábanas?—dije repentinamente.

Él me miró extrañado.

—Saldré cómo una princesa.—bromee para que el ambiente no estuviera tan tenso.—Así como una cuerda.

—¿Y mi papá?

—Ugh, tendrás que distraerlo o algo.—me rasque la nuca.

—¿¡Estás loco?!

Me miró enojado.

—¡¿No te acabo de contar que me ha pegado?!

Dios, esto se estaba complicando demasiado.

—Ahg, si, lo siento, entonces rogar al cielo porqué salga bien.

Creo que aún no le convencía el plan, pero la verdad era lo único que se me ocurría.

Amarramos varias sábanas, menos mal, no era tan alto, creo...

—Lo siento.—rompí el silencio.

Él levantó la mirada.

【 𝑇𝑎𝑡𝑡𝑜 】↠ 𝑴𝒆𝒘𝒈𝒖𝒍𝒇 !¡♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora