Narra Tom Riddle:
Me quedé mirando donde minutos antes había estado el cuerpo de Olive, Mi Brown... No lo comprendía y estaba seguro de que nunca lo comprendería. La serpiente se encontraba a mi lado, ahora un horrocrux, el más preciado.
"Estamos en Albania, pronto lo entenderás" ¿Entender qué? ¿Qué me había dejado para siempre? Se había terminado todo, había vuelto a lo que era antes.
Olive había cambiado mi vida de una forma drástica, pero para bien. Me había enseñado y ayudado muchísimo, esto podría haber terminado diferente...
Yo me había fijado en ella, ella en mí, había aprendido a confiar y me dolía tanto que ya no estuviera, pero así tenía que ser las cosas. De todos modos, sabía que no iba a ser del todo ''bueno'', mis pensamientos sobre hacer horrocruxes o terminar el trabajo de Salazar Slytherin nunca habían desaparecido.
¿Cómo iba a ser todo cuando ella se enterase de lo que quería hacer o de lo que había hecho? Ahora nunca lo sabría, pero no creo que hubiese tenido un final feliz, ya nadie tiene un final feliz.
Comencé a pensar en todo el desastre en la casa de Olive, tenía que volver. Cuando estuve allí, ordené todo, tanto que parecía que nadie hubiese estado allí, miré por última vez la habitación de Olive y me fui.
¿Algún día la olvidaría del todo?
Metí mis manos en mi bolsillos y detecté una textura extraña, al sacarla, me di cuenta que se trataba de una carta. Una carta de ella.
Querido Tom:
Decidí no escribirte un poema porque sé que te parece demasiado cursi, en fin, estos días he estado pensando mucho en mi futuro... Me gustaría que formaras parte de él, tuve pensamientos extraños, más bien, eran escenarios creados por mí. Estábamos en una montaña, se veía nuestra casa y una niña corría por el campo, tenía tus ojos y el mismo carácter, tú eras profesor en Hogwarts y te emocionaba que nuestra hija (¡wow que loco suena), entrara finalmente en el colegio donde según tú iba a ir directo a Slytherin. Encanté esta carta para que te llegara en un momento específico así que si la estás leyendo es porque el momento llegó. Puede que ya no tenga vida, pero siempre voy a estar acompañándote, no me quedaba mucho tiempo, Tom. Una rara enfermedad me atrapó hace unos años, era una bomba que en cualquier momento podía explotar, no te sientas culpable porque, de todos modos, nadie podía salvarme.
Quiero que sepas algunas cosas más, hablé con Helena, me dijo el paradero de la diadema, ella supo que mis intenciones eran buenas por eso me la dio, ahora quiero que tú sepas a donde está y que si puedes hazla trizas.
Te amaré por siempre.
Tuya, Olive.
La carta expulsó otro papel en donde se encontraba la dirección, estaba tratando de asimilar todo lo que había leído. Una vida con ella hubiese cambiado todo, tener hijos también...
Observé el papel, que era un mapa pequeño y me di cuenta que me encontraba casi exactamente en el lugar que ella había marcado, ahora lo entendía, quería que viniera, quería que destruyera la diadema, pero yo simplemente... No podía.
Excavé donde marcaba la cruz y encontré un cofre, dentro estaba la diadema. Era mucho más preciosa en persona, irradiaba poder, un poder que me llamaba. Cerré el cofre, me paré y comencé a pensar en todo el desastre en la casa de Olive, tenía que volver.
Cuando estuve allí, ordené todo, tanto que parecía que nadie hubiese estado allí, miré por última vez la habitación de Olive y me fui, todavía tenía una parada más, me aparecí donde se encontraba su familia, no podía contarles la verdad así que tendría que alterarla. Al aparecerme, sus hermanos, se quedaron observándome con el ceño fruncido.
-¿Tom? -preguntó Amelia entrando a la habitación-. ¿Y Olive?
-Ella... -respiré hondo-. Falleció.
-¿Qué? -uno de sus hermanos se acercó a mí-. ¿Qué fue lo que dijiste?
-Olive quería mostrarme un lugar y tu padre nos siguió, sólo recuerdo ver su rostro por última vez hasta que luego caí al suelo. -Amelia se sentó en una silla, mientras agarraba su pecho-. El me aturdió y la mató, no podía dejar su cuerpo tirado... La enterré, lo siento si actué precipitadamente.
-Hiciste bien. -dijo su hermana-.
-Tendría que haberlo matado cuando tuve oportunidad.
"De eso me encargué personalmente"
-No, Aaron.
-¿No qué? -subió su tono de voz- Ese imbécil escapó.
-No pude hacer nada.
-No te culpes, Tom. -Amelia se acercó y me abrazó, su abrazo me recordó un poco a los de ella- Gracias por acompañarla hasta el final.
Sus palabras dolían, mi cuerpo dolía. Ella se había ido, nunca más iba a ver su sonrisa, ni su cara, nunca más iba a escuchar su voz y ella no iba a volver abrazarme.
Les dije la ubicación exacta de donde se encontraba Olive por si quería ir a despedirse o lo que quisieran hacer, ya no era mi problema.
Me despedí de ellos y me dirigí al callejón Knockturn, tenía que encontrar algún lugar donde pasar la noche. Pronto descubrí que la serpiente que se había convertido en horrocrux, se llamaba Nagini, tenía una maldición, solía ser persona hasta que esos días terminaron.
Se volvió mi única compañía, a veces me preguntaba sobre ella y yo le contaba, una parte de mi quería olvidar, pero la otra estaba segura que no iba a poder hacerlo.
Tiempo después volví al colegio, necesitaba encontrar trabajo, iba a ser profesor como le había dicho a Olive. Antes de pasar por el despacho de Dumbledore, decidí visitar a Helena, le conté brevemente todo lo que había pasado.
-Era una persona maravillosa. -dijo mirándome fijamente-. ¿Pudieron destruirla?
-¿Destruir qué?
-La diadema.
-No la encontramos. -mentí-.
-Tendría que haberle dado más detalles, si te los doy a ti, ¿prometes destruirla?
-Con gusto.
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HOLAAA, bueno este fue el después y tengo una sorpresa más...YA TENGO EL FINAL ALTERNATIVO, espero que les guste y una vez más les agradezco por todo su amor.
Nos leemos pronto :)
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Tom Riddle before the dark
FantasyTom Riddle se da cuenta que tiene la capacidad de amar y se esfuerza en intentarlo.