Capítulo 12

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El Torneo de los Tres Magos, Nuevo Profesor de DCAO

Narra Harry

Los carruajes atravesaron las verjas flanqueadas por estatuas de cerdos alados y luego avanzaron por el ancho camino, balanceándose peligrosamente bajo lo que empezaba a convertirse en un temporal.

Pegando la cara a la ventanilla, podía
ver cada vez más próximo el castillo de Hogwarts, con sus numerosos ventanales iluminados reluciendo borrosamente tras la cortina de lluvia.

Los rayos cruzaban el cielo cuando su carruaje se detuvo ante la gran puerta principal de roble, que se alzaba al final de una breve escalinata de piedra.

Los que ocupaban los carruajes de
delante corrían ya subiendo los escalones para entrar en el castillo.

También Sam, Ron, Andy, Hermione, Alex, Lily, Neville y yo saltamos de los carruajes y subimos la escalinata a toda prisa, y sólo levantamos la vista cuando nos hallamos a cubierto en el interior del cavernoso vestíbulo alumbrado con antorchas y ante la majestuosa escalinata de mármol.

-¡Caray! -exclamó Ron, sacudiendo la cabeza y poniéndolo todo perdido de
agua-. Si esto sigue así, va a terminar desbordándose el lago. Estoy empapado…

-¡Ron cui....!- gritó Sam

-¡Ay!

Un globo grande y rojo lleno de agua acababa de estallarle en la cabeza.

Empapado y farfullando de indignación, Ron se tambaleó y cayó contra mi, al mismo tiempo que un segundo globo lleno de agua caía… rozando a alguien que Lily había apartado.

Estalló a mis pies, y una ola de agua fría me mojó las zapatillas y los calcetines.

A mi alrededor, todos chillaban y se empujaban en un intento de huir de la
línea de fuego.

Otros más inteligentes desvían con sus varitas los globos a las paredes.

Levanté la vista y vi, flotando a seis o siete metros por encima de nosotros, a Peeves el poltergeist, una especie de hombrecillo con un gorro lleno de cascabeles y pajarita de color naranja.

Su cara, ancha y maliciosa, estaba contraída por la concentración mientras se preparaba para apuntar a un nuevo blanco.

-¡PEEVES! -gritó una voz irritada-. ¡Peeves, baja aquí AHORA MISMO!

Acababa de entrar apresuradamente desde el Gran Comedor la profesora
McGonagall, que era la subdirectora del colegio y jefa de la casa de Gryffindor.

Resbaló en el suelo mojado y para no caerse tuvo que agarrarse al cuello de Hermione.

-¡Ay! Perdón, señorita Granger.- dijo a lo que Sam la ayudo a levantarse

-¡No se preocupe, profesora! -dijo Hermione jadeando y frotándose la
garganta.

-¡Peeves, baja aquí AHORA! -bramó la profesora McGonagall, enderezando su sombrero puntiagudo y mirando hacia arriba a través de sus gafas de montura cuadrada.

-¡No estoy haciendo nada! -contestó Peeves entre risas, arrojando un nuevo globo lleno de agua a varias chicas de quinto, que gritaron y corrieron hacia el Gran Comedor-. ¿No estaban ya mojadas? ¡Esto son unos chorritos! ¡Ja, ja, ja! -Y dirigió otro globo hacia un grupo de segundo curso que acababa de llegar.

-¡Llamaré al director! -gritó la profesora McGonagall-. Te lo advierto, Peeves…

Peeves le sacó la lengua, tiró al aire los últimos globos y salió zumbando
escaleras arriba, riéndose como loco.

Mellizos Potter y el Torneo de los Tres MagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora