Capítulo 14

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Maldiciones Imperdonables, Contestación de Sirius

Narra Harry

Los dos días siguientes pasaron sin grandes incidentes, a menos que se cuente como tal el que Neville dejara que se fundiera su sexto caldero en clase de Pociones.

El profesor Snape, que durante el verano parecía haber acumulado rencor en cantidades nunca antes conocidas, castigó a Neville a quedarse después de clase.

Al final del castigo, Neville sufría un colapso nervioso, porque el profesor Snape lo había obligado a destripar un barril de sapos cornudos.

-Tú sabes por qué Snape está de tan mal humor, ¿verdad? -me dijo Ron,
mientras observaban cómo Hermione y Lily enseñaban a Neville a llevar a cabo el encantamiento antigrasa para quitarse de las uñas los restos de tripa de sapo, hasta que Lily perdió la paciencia y se la limpió.

-Sí -respondí -. Por Moody.

Era comúnmente sabido que Snape ansiaba el puesto de profesor de Artes
Oscuras, y era el cuarto año consecutivo que se le escapaba de las manos.

Snape había odiado a los anteriores titulares de la asignatura y nunca se había esforzado en disimularlo.

No obstante, parecía especialmente cauteloso a la hora de mostrar cualquier indicio patente de animosidad contra Ojoloco Moody.

Desde luego, cada vez que los veía juntos (a la hora de las comidas, o cuando coincidían en los corredores), se llevaba la clara impresión de que Snape rehuía los ojos de Moody, tanto el mágico como el normal.

-Me parece que Snape le tiene algo de miedo, ¿no crees? -dije pensativo.

-¿Te imaginas que Moody convierte a Snape en un sapo cornudo -dijo, Lily con diversión en los ojos- y lo hace botar por toda la mazmorra…?

Los de cuarto curso de Gryffindor teníamos tantas ganas de asistir a la primera clase de Moody que el jueves, después de comer, llegaron muy temprano e hicimos cola a la puerta del aula cuando la campana aún no había sonado.

Compartíamos clases con los Ravenclaw así que Andy WolfWood también estaba con nosotros

Las únicas que faltaban era Hermione y Lily, que aparecieron puntuales.

-Venimos de la…

-… biblioteca -adivinó Ron-. Dense prisa o nos quedaremos con los peores asientos.

Y nos apresuramos a ocupar cinco sillas delante de la mesa del profesor.

Sacamos los ejemplares de Las Fuerzas Oscuras: una Guía para la Autoprotección, y aguardamos en un silencio poco habitual.

No tardamos en oír el peculiar sonido sordo y seco de los pasos de Moody provenientes del corredor antes de que entrara en el aula, tan extraño y aterrorizador como siempre.

Entrevimos la garra en que terminaba su pata de palo, que sobresalía por debajo de la túnica.

-Ya pueden guardar los libros -gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose tras ella-. No los necesitaran para nada.

Volvimos a meter los libros en las mochilas.

Ron estaba emocionado.

Lily qun parecía tenerle resentimiento por lo que paso con Malfoy y la hizo agitarse en el aire.

Moody sacó una lista, sacudió la cabeza para apartarse la larga mata de pelo gris del rostro, desfigurado y lleno de cicatrices, y comenzó a pronunciar los nombres, recorriendo la lista con su ojo normal mientras el ojo mágico giraba para fijarse en cada estudiante conforme respondía a su nombre.

Mellizos Potter y el Torneo de los Tres MagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora