Mellizos Potter y el Torneo de los Tres Magos

Capítulo 18

La Comprobación de Varitas Mágicas, Incómoda Entrevista con Rita Skeeter

Narra Harry

Al despertar el domingo por la mañana, a me costó un rato recordar por qué me sentía tan mal.

Luego, el recuerdo de la noche anterior estuvo dándole vueltas en la cabeza.

Me incorporé en la cama y quité las cortinas del dosel para intentar hablar con Ron y explicarle las cosas, pero la cama de su amigo se hallaba vacía.

Evidentemente, había bajado a desayunar.

Me vestí y bajé por la escalera de caracol a la sala común.

En cuanto apareci allí, los que ya habían vuelto del desayuno prorrumpieron en aplausos.

La perspectiva de bajar al Gran Comedor, donde estaría el resto de los alumnos de Gryffindor, que lo tratarían como a una especie de héroe, no me seducía en absoluto.

La alternativa, sin embargo, era quedarse allí y ser acorralado por los hermanos Creevey, que en aquel momento le insistían por señas en que se acercara.

-/Li ¿Dónde estás?/- pregunte a mi hermana mirando la escalera de la habitación de las chicas.

-/Sal de allí estoy con Mione, Sam, Alex, y Andy frente la Dama Gorda que nos mira feo/- y me reí un poco.

Caminé resueltamente hacia el retrato, lo abrió, traspasó el hueco y me encuentro de cara con Hermione.

-Hola -saludó ella, que llevaba una pila de tostadas envueltas en una servilleta y atrás de ella estaban los demás con cestas y lo que parecían ser cosas para comer-. Te hemos traído esto… ¿Quieres dar un paseo con nosotros?

-Buena idea -le contesté, agradecido.

Bajamos la escalera, cruzamos aprisa el vestíbulo sin desviar la mirada hacia el
Gran Comedor y pronto recorríamos a zancadas la explanada en dirección al lago, donde estaba anclado el barco de Durmstrang, que se reflejaba en la superficie como una mancha oscura.

Era una mañana fresca, y no dejamos de movernos, masticando las tostadas, bebiendo jugo de fresa y calabaza, mientras les contaba, junto con Lily, qué era exactamente lo que había
ocurrido después de abandonar la noche anterior la mesa de Gryffindor.

Para nuestro alivio, los chicos aceptaron nuestra versión sin un asomo de duda.

-Bueno, estaba segura de que ustedes no se habían propuesto -declaró Hermione cuando terminé de relatar lo sucedido en la sala.

-¡Si hubieran visto la cara que pusieron
cuando Dumbledore leyó sus nombres!- dijo Alex intentando sonar divertido- los hubieramos confundido con un fantasma.

-Pero la pregunta es: ¿quién lo hizo?- dijo Andy con tono de gravedad- Porque Moody tiene razón, no creo que ningún estudiante pudiera hacerlo…

-Ninguno sería capaz de burlar el cáliz de fuego, ni de traspasar la raya de…- continuo Hermione pero la interrumpi de manera brusca

-¿Han visto a Ron?- y los mire ellos se miraron entre ellos

Hermione dudó.

-Eh… sí… está desayunando -dijo Hermione.

-¿Sigue pensando que echamos nuestros nombres en el cáliz?

-Bueno, no… no creo… no en realidad- contestó Lily con incomodidad.

-¿Qué quieres decir "no en realidad"?

-¡Ay, Harry!, ¿es que no te das cuenta?- dijo Hermione-. ¡Está celoso!