Capítulo 26

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La Segunda Prueba, ¡A Nadar Como Peces!

Narra Harry

-¡Dijeron que ya habían descifrado el enigma! -exclamó Hermione indignada.

-Es culpa de Harry- dijo Lily de manera infantil.

-¡Bajen la voz! Sólo nos falta… afinar un poco, ¿de acuerdo? No es mi culpa Lily.

Ocupabamos un pupitre justo al final del aula de Encantamientos.

Aquel día teníamos que practicar lo contrario del encantamiento convocador.

El encantamiento repulsor.

Debido a la posibilidad de que ocurrieran desagradables percances cuando los objetos cruzaban el aula por los aires, el profesor Flitwick había entregado a cada estudiante una pila de cojines con los que practicar, suponiendo que éstos no le harían daño a nadie aunque erraran su diana.

No era una idea desacertada, pero no acababa de funcionar.

La puntería de Neville, sin ir más lejos, era tan mala que no paraba de lanzar por el aula cosas mucho más pesadas: como, por ejemplo, al propio profesor
Flitwick.

-¡Wingardium Leviosa!- dijo Lily colocando un cojín debajo del profesor Flitwick.

-Gracias Lily- dijo el profesor.

-Mejor mantenga la almohada con usted profesor.

-Si, buen concejo- dijo suspirando.

-Olvidense por un minuto del huevo ese, ¿quieren? -susurre, mientras el profesor Flitwick, con aspecto resignado, pasaba volando por mi lado e iba a aterrizar sobre un armario grande con la almohada que Lily le dejó-. Lo que quiero es hablarles de Snape y Moody…

Aquella clase era el marco ideal para contar secretos, porque la gente se divertía demasiado para prestar atención a las conversaciones de otros.

Durante la última media hora, en episodios susurrados, Lily y yo les habíamos relatado la aventura de la noche anterior.

-¿Snape dijo que Moody también había registrado su despacho? -preguntó Ron con los ojos encendidos de interés, mientras repelía un cojín con un movimiento de la varita (el almohadón se elevó en el aire y golpeó contra el sombrero de Parvati, el cual fue a parar al suelo)-. Esto… ¿crees que Moody ha venido a vigilar a Snape además de a Karkarov?

-Bueno, no sé si eso es lo que Dumbledore le pidió hacer, pero desde luego es lo que está haciendo -dije, moviendo la varita sin prestar mucha atención, de forma que el cojín se precipitó del pupitre al suelo.

-Moody dijo que si Dumbledore permitía a Snape quedarse aquí era por darle una segunda oportunidad…- dijo Lily.

-¿Qué? -exclamó Ron, sorprendido, mientras su segundo almohadón salía por el aire rotando, rebotaba en la lámpara del techo y caía pesadamente sobre la mesa de Flitwick-. Harry, Lily… ¡a lo mejor Moody cree que fue Snape el que puso sus nombres en el cáliz de fuego!

-Vamos, Ron -dijo Hermione, escéptica-, ya creímos en cierta ocasión que
Snape intentaba matar a Harry y a Lily, resultó que le estaba salvando la vida, ¿recuerdas?

-Eso es verdad y yo les dije y no me hicieron caso- dijo Lily sacandole la lengua a Ron.

Mientras hablaban, repelieron dos cojínes, que se fueron volando por el aula y aterrizaron en la caja a la que se suponía que estaban apuntando todos.

Mire a Hermione, pensando…

Era verdad que Snape nos había salvado la vida en una ocasión, pero lo
raro era que no había duda alguna de que me odiaba, lo odiaba tal como había odiado a su padre cuando estudiaban juntos.

Mellizos Potter y el Torneo de los Tres MagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora