Capítulo 7

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Bagman y Crouch, Departamentos Opuestos

Narra Lily

Harry se libró de Ron y se puso en pie.

Ayude a los gemelos y a Ginny para ponerse de pie

Habíamos llegado a lo que, a través de la niebla, parecía un páramo.

Delante de nosotros había un par de magos cansados y de aspecto malhumorado.

Uno de ellos sujetaba un reloj grande de oro; el otro, un grueso rollo de pergamino y una pluma de ganso.

Los dos vestían como muggles, aunque con muy poco acierto: el hombre del reloj llevaba un traje de tweed con chanclos hasta los muslos; su compañero llevaba falda escocesa y poncho.

Ojalá tuviera la cámara de Colin Creevey de Gryffindor a la mano, no pararía de sacar fotos.

-Buenos días, Basil -saludó el señor Weasley, tomando la bota y entregándosela en mano al mago de la falda, que la echó a una caja grande de trasladores usados que tenía a su lado.

Vi en la caja un periódico viejo, una lata vacía de cerveza y un balón de fútbol pinchado.

-Hola, Arthur -respondió Basil con voz cansina-. Has librado hoy, ¿eh? Qué bien viven algunos… Nosotros llevamos aquí toda la noche… Será mejor que salgan de ahí: hay un grupo muy numeroso que llega a las cinco y quince del Bosque Negro. Esperen… voy a buscar dónde estan… Weasley... Weasley…

Consultó la lista del pergamino.

-Está a unos cuatrocientos metros en aquella dirección. Es el primer prado al que llegan. El que está a cargo del campamento se llama Roberts. Diggory… segundo prado… Pregunta por el señor Payne.

-Gracias, Basil -dijo el señor Weasley, y nos hizo a los demás una seña para
que lo siguieran.

Nos encaminamos por el páramo desierto, incapaces de ver gran cosa a través de la niebla aunque podría ver si me transformara en lobo, pero como soy una animaga ilegal no es conveniente.

Después de unos veinte minutos encontramos una casita de piedra junto a una verja.

Al otro lado, vislumbré las formas fantasmales de miles de tiendas dispuestas en la ladera de una colina, en medio de un vasto campo que se extendía hasta el horizonte, donde se divisaba el oscuro perfil de un bosque.

Nos despidimos de los Diggory y nos encaminamos a la puerta de la casita.

Había un hombre en la entrada, observando las tiendas.

Nada más verlo, reconocí que era un muggle, probablemente el único que había por allí.

Al oír nuestros pasos se volvió para mirarlos.

-¡Buenos días! -saludó alegremente el señor Weasley.

-Buenos días -respondió el muggle.

-¿Es usted el señor Roberts?

-Sí, lo soy. ¿Quiénes son ustedes?

-Los Weasley… Tenemos reservadas dos tiendas desde hace un par de días, según creo.

-Sí -dijo el señor Roberts, consultando una lista que tenía clavada a la puerta
con tachuelas-. Tienen una parcela allí arriba, al lado del bosque junto a los Pendragon. ¿Sólo una noche?

Un momento dijo Pendragon, eso significa que Alex esta aquí mire a los chicos y también sonrieron adivinando mis pensamientos, sonreí feliz, me pregunto si Andy también estará...

Mellizos Potter y el Torneo de los Tres MagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora