Capítulo 28

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Cartas Amenazantes y La Locura del Señor Crouch

Narra Harry

El domingo después de desayunar, Lily, Ron, Sam, Hermione y yo fuimos a la lechucería para enviar una carta a Percy, preguntándole, como Sirius les había sugerido, si había visto a Crouch recientemente.

Utilizamos a Hedwig, porque hacía tiempo que no le encomendaba ninguna misión.

Después de observarla perderse de vista desde las ventanas de la lechucería, bajamos a las cocinas para entregar a Dobby sus calcetines y estambres nuevos.

Los elfos domésticos nos dispensaron una cálida acogida, haciendo reverencias y apresurándose a prepararnos un té.

Dobby se emocionó con el regalo.

-¡Harry y Lily Potter son demasiado buenos con Dobby! -chilló, secándose las lágrimas de sus enormes ojos.

-Nos salvaste la vida con esas branquialgas, Dobby, de verdad -dijo Lily con una sonrisa.

-¿No hay más pastelitos de nata y chocolate? -preguntó Ron, paseando la vista por los elfos domésticos, que no paraban de sonreír ni de hacer reverencias.

-Yo quisiera hotcakes con miel de maple- dijo Sam con brillos en los ojos.

-¡Acaban de desayunar! -dijo Hermione enfadada, pero entre cuatro elfos ya le
habían llevado una enorme bandeja de plata llena de pastelitos y hotcakes.

-Deberíamos pedir algo de comida para mandarle a Hocicos -murmuró Harry.

-Buena idea -dijo Ron-. Hay que darle a Pig y a Black un poco de trabajo. ¿No
podrían proporcionarnos algo de comida? -preguntó a los elfos que había alrededor, y ellos se inclinaron encantados y se apresuraron a llevarnos más.

-¿Dónde está Winky, Dobby? -quiso saber Sam, que había estado buscándola con la mirada junto con Hermione.

-Winky está junto al fuego, señorita- repuso Dobby en voz baja, abatiendo un poco las orejas.

-¡Dios mío!- dijo Hermione

Mi hermana y yo también miramos hacia la chimenea.

Winky estaba sentada en el mismo taburete que la última vez, pero se hallaba tan sucia que se confundía con los ladrillos ennegrecidos por el humo que tenía detrás.

La ropa que llevaba puesta estaba
andrajosa y sin lavar.

Sostenía en las manos una botella de cerveza de mantequilla y se balanceaba ligeramente sobre el taburete, contemplando el fuego.

Mientras la miraban, hipó muy fuerte.

-Winky se toma ahora seis botellas al día -me susurró Dobby.

-Bueno, no es una bebida muy fuerte- comenté.

Pero Dobby negó con la cabeza.

-Para una elfina doméstica sí que lo es, señor -repuso.

Ella volvió a hipar.

Mellizos Potter y el Torneo de los Tres MagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora