Luego del febril deseo de estar junto a Elex, el cansancio se apoderó de mí arrastrándome hacia un sueño profundo que fue interrumpido por el príncipe de Ammges. Como de costumbre, abrió la puerta de mi habitación con una patada; Balderik era bastante irascible, pero más aún cuando el ciclo de celo se acercaba, aunque la luna de la noche anterior me había advertido que todavía faltaban un par de días para ello.
— ¡Conque estás de vuelta!
Fingí confusión. Asumí que se daría cuenta y estaba preparado para confrontarlo; pero llegado el momento, dentro de mí la frustración ardía.
— ¡Buenos días, príncipe! Si pudiera usted abrir su estúpida boca real y decirme a qué se refiere sería grandioso —él no era el único irascible en esos días.
— ¡No me saques de quicio y dime dónde demonios estuviste! —exigió.
—Te lo diría si supiera de qué hablas —respondí mientras me levantaba de la cama para sentarme en la orilla.
—Te lo advierto...
—No —lo interrumpí—, te lo advierto yo a ti, Bal: si no sacas de mi vista tu maldito ser, lo lamentarás.
— ¿De dónde viene esa ira? —preguntó en tono altanero.
—Que tu rostro sea lo primero que veo en la mañana es suficiente, ¿no crees?
— ¡Vaya! ¡Qué entretenido será patearte como un saco una vez más! —exclamó mientras sonreía de lado y acariciaba sus nudillos. Balderik estaba extasiado de ira, su mirada, sus gestos y puños lo demostraban.
—Inténtalo —lo desafié.
La tensión crecía en nuestras miradas; el momento de quién lanzaría el primer golpe se acercaba.
— ¿Qué sucede? —preguntó mamá quien estaba espantada con la imagen que sus hijos le mostraban, la mirada triste y las manos sobre el pecho no eran más que demostraciones de dolor.
—Le doy la bienvenida a mi hermano, madre —contestó Balderik sosteniendo la sonrisa que demostró anteriormente.
— ¿Bienvenida? —Mamá se asoció a mí de inmediato frunciendo el ceño pretendiendo estar confundida.
—Bueno, supongo que no conseguiré nada de tu parte, madre —masculló Balderik apretando los puños.
—Quisiera ayudarte, cariño, pero no sé de qué estás hablando. —Mamá sonrió con inocencia.
Balderik abandonó la habitación, enfurecido. Me levanté de la cama para ir al encuentro de mamá.
—Gracias, mamá— dije mientras besaba sus manos, Mamá temblaba y mi corazón estaba al borde del colapso.
ESTÁS LEYENDO
Serendipia | Me encontró
Fantasy¡Hoy será un buen día!... ¿Para caer en las piernas de alguien? Val y Agus, dos caras de la misma moneda se encuentran en el bosque, pero por razones completamente distintas, uno para cumplir con su trabajo, el otro por mera curiosidad. Uno está ma...