Veintinueve.

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-Llamaré de inmediato a François Dupont, si él no desea volver a casa entonces al menos las últimas dos noches será el único que tendrá permiso para quedarse en el hotel del parque con todos los gastos cubiertos, lo que le pasó me parece inconcebi...

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-Llamaré de inmediato a François Dupont, si él no desea volver a casa entonces al menos las últimas dos noches será el único que tendrá permiso para quedarse en el hotel del parque con todos los gastos cubiertos, lo que le pasó me parece inconcebible y agradezcan que no tomaré acciones legales.

     Cuando Luka se dio cuenta de que Marinette se alejaría de los deportes extremos, quiso sacarse el arnés y evitar lanzarse en salto en bungee, pero la azabache le dijo con un tono irritado que la dejase en paz, no quería verlo en toda la tarde, aunque en la noche tendrían que conversar a solas. Todos los que lo rodeaban se miraron unos a otros, jamás habían visto a la pareja modelo discutiendo.

     Por supuesto que los fenómenos no sintieron deseos de continuar allí, pero no había nada que los transportase de vuelta al campamento sino hasta que terminase el día, así que de mala gana caminaron juntos al bosque donde estaba la tirolesa, todo con tal de no estar cerca de los imbéciles amigos de Couffaine y Dupain-Cheng.

    Ser Dupain-Cheng tenía sus beneficios, y es que por unos buenos billetes pudo pedirle a un turista que la llevase al hotel. El teléfono en su bolsillo no paraba de sonar, tampoco iba a dignarse a contestar porque le había dejado en claro a su novio que no hablarían hasta la noche, menos iba a decirle dónde estaba ni a dónde se dirigía, aunque había llegado secretamente a la conclusión de que no le importaba lo que pensasen los demás. 

     ¿Luka creería que andaba rondando por todo el complejo de actividades tratando de alejarse de él? No, ahora iba en busca de Adrien, lo que sonaba peor.

     Mientras, en la ambulancia trataron de despertar al muchacho acercando algodón con alcohol a su nariz. Seguía muy pálido, sus ojos empezaron a reaccionar moviéndose de un lado a otro hasta abrirse completamente. De la ambulancia lo sacaron con cuidado hasta que se cercioraron de que estaba bien, no llegaron al campamento sino al hotel, lo que lo sorprendió un poco, ya que supuestamente se les tenía prohibido alojarse aquí.

-¿Señor Agreste? -se le acercó un hombre vestido de negro-. Acompáñeme.

     Poco convencido lo hizo, se sentía tan extraño por lo que había ocurrido y quizás un poco avergonzado.

     El hotel Ahwahnee era conocido por su fachada, cubierto por muros de piedra y madera exquisitamente diseñados que combinaban con la naturaleza que lo rodeaba, especialmente con las cataratas. Adrien comprobó sus lujos apenas entrando. ¿Por qué? ¿Estaba seguro aquí o se metería en problemas?

-Sé que no puede hablar señor Agreste, pero para que salga de cualquier duda le informo, la escuela François Dupont ha autorizado que se hospede aquí las dos noches restantes, sus pertenencias ya están acá.

-¿Cómo ha pasado tan rápido? -moduló confundido.

-Su habitación está por aquí, segundo piso, sígame -no se oponía, por supuesto que no lo hacía, pero no entendía cómo tenían todas sus cosas acá.

Stay || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora