Treinta y cuatro.

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Tres días después

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Tres días después.

     Adrien se encontraba en la oficina del director para hablar de su situación. Tenía que hacer cursos extracurriculares este año y se había anotado en natación además de taekwondo, pero la pelea con Marinette le había causado una fractura, lo que lo imposibilitó para asistir a esas clases. ¿Cómo podía solucionar aquella situación?

     El hombre de pelo blanco grisáceo le sonreía con amabilidad, quería darle las mejores alternativas a un alumno que de ejemplar lo tenía todo. Observándolo más tiempo, mirando sus calificaciones, ese chico apuntaba a ser un hombre exitoso en el futuro.

-Puedes tomar esos cursos el próximo semestre, te los validaremos igual, si no mejoras del todo busca otros.

     Adrien escribió en su libreta.

Muchas gracias señor, espero recuperarme por completo pronto.

     Salió de allí con una sonrisa de medio lado, las cosas se estaban dando bien, todo parecía resultar, pero dentro de sí mismo sentía que no todo podía ser perfecto, y era cierto, no lo era.

     Miró el reloj en su muñeca, quedaban quince minutos para terminar el almuerzo. Sabía que no tendría tiempo para comer en paz, así que podía dar un paseo por donde quisiera para relajarse.

     A medida que caminaba sentía la mirada de las chicas sobre él, el haber aparecido en ese disfraz marcó un antes y un después en la opinión social. Todos sabían que fue él quien estuvo detrás de ese traje, ¿por qué ahora opinaban diferente? ¿Por el sólo hecho de demostrar que tenía un lado sexy?

     No se dio cuenta cuándo llegó al gimnasio donde estaba la piscina olímpica. ¿Por qué había llegado aquí? Entró en silencio y con cuidado caminó por la orilla mirando el agua que se mantenía serena. Suspiró, no una, sino dos veces. Como el agua, así quería estar, tranquilo sin pensar en problemas.

     Alcanzó a agacharse un poco para rozar el agua con sus dedos, pero de uno de los rincones escuchó ruido. No quería que lo vieran ahí y no sabía por qué. ¿Intuición, tal vez?

    Se escondió tras un pilar con la espalda pegada a éste, el ruido delataba a dos personas, un hombre y una mujer. El sonido del tacón de ella cesó, su voz... ese tono tan irritante que lo ponía de mal humor cada vez que la escuchaba. ¡Era Chloé Bourgeois! 

     Pero no era la única a la que podía reconocer, el hombre que la acompañaba le sonaba familiar. Al asomar levemente el rostro pudo confirmarlo, también estaba Luka Couffaine y nada más que en traje de baño.

-Estoy entrenando Chloé, por favor déjame en paz -tenía los brazos cruzados bajo sus pectorales.

-¿Dejaste a Marinette con los demás por venir a entrenar? -lanzó un bufido-. ¿O porque te dije que quería verte sin que nadie se diera cuenta?

Stay || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora