Una chica rodeada de lujos necesita que la atiendan. Necesita ser tratada como una flor y una reina. Así criaron toda su vida a Marinette Dupain-Cheng. Tenía un atractivo y excelente novio y a diferencia de muchos, ella tenía su futuro asegurado des...
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Lágrimas de emoción caían por el rostro de Emilie cuando supo la noticia. Lo que su esposo no pudo completar por el accidente, lo haría ella. ¡Sería el orgullo de sus hijos!
Adrien levantó la vista hacia Tom, quien le sonrió con timidez y volvió la vista a Emilie, ese hombre y su esposa eran lo máximo, le daban una beca y le daban la oportunidad a su madre de luchar por ser alguien más en la vida. Ser empleada de limpieza era digno como cualquier trabajo, eso no lo dudaba ni un segundo, pero ésto significaba mucho para la familia Agreste. Cerró los ojos, pensó en su padre y sonrió en silencio, no dudaba que en algo había influenciado sobre esta decisión. ¿Podría influir en otras cosas?
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Los cambios de una nueva vida se habían notado la semana siguiente, Adrien era consciente de ello y por eso se levantaba con una sonrisa en la cara cada vez que iba al instituto.
Su madre no se levantaba cerca de las cinco de la mañana para ir a la mansión de los Dupain-Cheng, se levantaba una hora más tarde que era importante para su sueño. Ayudaba a Clementine para arreglar sus cosas de la escuela, preparaba el desayuno y empezaba un nuevo día, se preocupaba de su casa y de ella misma.
El curso de administración comenzaba el próximo semestre, pero Tom había sido claro, no quería que siguiera trabajando porque quería que dedicase parte de su tiempo a sí misma antes de entrar a clases. ¿En qué quedaron al final? Seguiría recibiendo el mismo sueldo aun sin trabajar porque los Dupain-Cheng sabían que era la única fuente de ingresos que tenían, pagarían su curso de dos años, ¿cómo les devolvería el favor? Trabajando para ellos dentro de sus compañías, podía seguir perfeccionando pero claramente ganaría mejor sueldo. ¡Eran increíbles!
-Hey Adrien, ¿qué te pasa? -preguntaba Zoé picándole el brazo, el rubio estaba distraído.
-Estaba pensando en algunas cosas -moduló cansado, sosteniendo un tenedor que había pinchado unas papas fritas y llevándolo a su boca después de debatir con sus propias ideas.
-Te decía que si ibas a comprar entradas para esto -le mostró un afiche de un baile.
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¡GRAN BAILE DE DISFRACES!
Con el fin de reunir recursos para donación al hogar de niños con cáncer, la comitiva del centro de alumnos invita a todos sus prestigiosos compañeros del instituto François Dupont a asistir este viernes 22 de noviembre a las 20.00 a un baile de disfraces a realizar en las dependencias de nuestra escuela.
