Treinta y seis.

536 48 65
                                    

     Dejó su mano en la base de la columna de la ojiazul, no decían nada, sólo se miraban de manera intensa con sus cuerpos muy cerca el uno del otro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

     Dejó su mano en la base de la columna de la ojiazul, no decían nada, sólo se miraban de manera intensa con sus cuerpos muy cerca el uno del otro. Acercó su boca al sector entre su cuello y su mandíbula, apretó sus labios lo suficiente como para poder succionar un pliegue de piel suave y caliente. Ese gesto hizo gemir a la azabache, no sentía dolor, sino una potente corriente de calor que se creaba en ese sector hasta derramarse por su cuello, su brazo y todo el costado hasta culminar entre sus piernas. 

     Perdió un poco el equilibrio, pero usó sus dedos para presionarlos en la espalda de Adrien, quizás él tenía complejo de vampiro porque tenía una fijación con su cuello. Claro que no iba a quejarse de nada.

-Adrien... -gimió con los ojos cerrados, así podía sentir más vivamente el contacto. Se estaba excitando y no estaba segura de si debía empezar algo más o podría tomarse las cosas con tiempo.

     Sin pedirle permiso, le sostuvo las manos y empezó a morderle con cuidado dedo a dedo, lentamente, para encenderlo a él también. Cuando Agreste captó el mensaje, en ese preciso momento, tocaron a la puerta del dormitorio.

-Mierda -moduló con los ojos apretados.

     Tom sonreía contento, al llegar junto a su esposa le fue informado que Adrien Agreste estaba en la mansión junto a su hija haciendo un trabajo de química. Quería verlo un instante, preguntar si necesitaban algo o conversar unos segundos.

     Cuando la puerta se abrió, apareció su hija con las mejillas sonrojadas y una sonrisa torcida, y unos cuantos metros más lejos estaba su compañero sentado en el sofá blanco mirando concentradamente lo que escribía junto a una pila de libros. Alzó la mirada y sonrió instantáneamente, todo era un gran acto de disimulo.

-Qué bueno es verte acá Adrien, deben estar cansados de hacer trabajos por lo que veo -indicó los libros, Marinette asintió a su lado-. Y veo que comieron algo.

     La muchacha lo abrazó de lado con amor, era la consentida de papá.

-Adrien ha comprado comida china para cenar mientras nos dábamos un descanso, aún nos falta un poco la verdad.

-Buenas noches señor Dupain -apretaron las manos a modo de saludo-. ¿Cómo le fue en la cena?

-Más o menos, de verdad muchas gracias por preguntar, pasaba a saludarlos, lamento si interrumpí el estudio -miró a su hija con los ojos entrecerrados-. Volvimos antes porque la cena fue un caos, se cortó la luz y no tenían generador propio. ¿Cómo es eso posible? -se acercó para darle un beso en la frente a la azabache y susurrarle secretamente al oído-. Me gusta que hagas amistad con él, es buen chico -se volteó como si nada hacia Agreste-. Me despido, la verdad es que estoy muy cansado, iré a dormir, no tarden tanto en hacer el trabajo, salgan a divertirse un rato -les hizo un gesto con la cabeza y se retiró de allí con los ojos casi cerrados. Realmente estaba agotado.

Stay || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora