Treinta y ocho.

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     Habían varias razones por las que Luka Couffaine no quería ser descubierto por su engaño, una era que Marinette pertenecía a una de las familias más ricas de Los Ángeles, la unión entre la familia de ella y la suya era una potenciación que be...

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     Habían varias razones por las que Luka Couffaine no quería ser descubierto por su engaño, una era que Marinette pertenecía a una de las familias más ricas de Los Ángeles, la unión entre la familia de ella y la suya era una potenciación que beneficiaría a ambos. Por otra parte, ¿quién querría quedar como un infiel frente a todo el instituto y la sociedad de ricos?

     Si bien todo era materialista y frío, Luka sentía amor por Marinette, aunque no como el de antes, no sabía cómo ni por qué, menos en qué momento ella dejó de ser su todo. ¿Qué tenía Chloé que no tuviera la azabache? Quizás la personalidad atrevida de hacer todo lo que se le antojara sin importarle lo que dijeran los demás de ella.

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     Acercó sus labios al borde de la taza y suspiró encantada al percibir el aroma del café, bebiendo un poco. Hacía bastante frío, el ambiente afuera se asemejaba mucho al sentimiento que tenía dentro, la soledad, la tristeza y la impotencia. 

     Era viernes, hoy también había decidido faltar a clases porque no tenía cara para estar parada frente a todos y darse cuenta de que la miraban diferente, quizás hasta con lástima. No quería ver a sus compañeros con cara de duda tratando de imaginarse quién se había atrevido a rayar una imagen suya.

     El departamento donde trabajaban los amigos de sus padres estaba llevando a cabo la investigación, quien fuera responsable se llevaría un buen susto de la forma en la que sólo el FBI sabía darlo, además del eterno odio de los demás.

     Llevaba dos días allí y en ninguno Luka trató de persuadirla de volver, sólo llegaba a la mansión para acompañarla un rato pequeño en la tarde y alentarla diciéndole que todo estaría bien, e incluso que todo esto de los federales era una porquería. Sus besos los sentía fríos, y es que ella misma tampoco sentía un cariño por la relación, cada día se daba cuenta de que todo lo que creyó perfecto, todo el cuento de hadas, no era como lo pensaban.

     Pero no podía quitarse la culpa de encima, Luka no merecía que le hicieran esto, era el novio perfecto y lo estaba desperdiciando, pero es que Adrien le mostraba un mundo totalmente distinto, lleno de valores, de sentimentalismos y detalles sencillos que la hacían sentir la mujer más afortunada del mundo. Él le había dicho que esta semana estaría libre para decidir, ¿pero qué? No le había mostrado nada. También dijo que Luka no valía la pena y que las personas cercanas podían ser las más peligrosas. ¿Por qué no era directo? ¿Qué deseaba? 

    Buscó en su teléfono la conversación de WhatsApp que tuvo con él durante la mañana, mientras Adrien estaba en clases.

Ceniciento ♡: Los profesores no están dando clases, saben que nadie los tomará en cuenta cuando ya cerraron el semestre.

Ceniciento ♡: ¿Tampoco vendrás hoy? No te haces una idea de cuánto me desagrada no verte.

     Y mensajes de ese tipo se iban intercambiando, algunos se tornaban un poco melosos,pero no lo suficiente, porque la azabache se daba cuenta de que Adrien Agreste era un hombre que era más de demostrar el cariño en persona.

Stay || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora