Veintiuno.

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     Ninguno de los dos habló en todo el camino hacia el estacionamiento, pero la morena sabía que su mejor amigo estaba muy mal

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     Ninguno de los dos habló en todo el camino hacia el estacionamiento, pero la morena sabía que su mejor amigo estaba muy mal. Le ordenó que se sentara de copiloto para que ella pudiese manejar, lo cual el ojiverde había acatado sin pone resistencia y hasta quizás sin oírla en absoluto. 

     A Alya le temblaban los puños, no podía creer la superficialidad y la poca educación de quienes se supone que debían tenerla más clara. ¿Cómo se atrevieron a Adrien de esa forma? ¿Por qué ser humilde e inteligente era un problema?

     Arrancó el automóvil y salió de allí lo más rápido que el acelerador le permitía. Mientras conducía, miraba de reojo la vena de su amigo que se marcaba porque obviamente hacía fuerza para no demostrar lo mucho que esto le había afectado. Sin soportar más, frenó con cuidado hacia un lado de la calle, se quitó el cinturón de seguridad y lo mismo hizo con el de él. Alya salió de su asiento, se atravesó por adelante y abrió la puerta del lado de Agreste.

-Adrien necesito que salgas -él apenas le dio una mirada cuando se levantó de ahí-. Mírame por favor, quiero que escuches una cosa -como tenía la vista en el suelo, tuvo que sostener su rostro con ambas manos-. Puedes engañar a todo el mundo, pero no a tu mejor amiga, así que quiero que me digas la verdad. ¿Te sientes mal? -con los labios torcidos y la mirada de un niño perdido asintió-. ¿Qué pasa por tu cabeza?

-"Estoy cansado de estas personas, trato de ser fuerte, de luchar contra todo para alcanzar una oportunidad para ir a la universidad, pero esto se está volviendo un infierno" -tragó saliva, los ojos le brillaban a pesar de que no tenía el valor de mirarla directamente-. "Sentía que nada me importaba, que haciéndome el serio todo iba a funcionar, pero es una mierda, todos ellos están enfermos de la cabeza creyendo que está bien hacer sentir mal a alguien diferente y ya no aguanto más, me voy a volver loco".

     Alya lo abrazó tan fuerte como sus brazos lo permitían, mientras él escondía su rostro en el cuello de ésta y lloraba a su manera. ¡Estaba llorando! La morena absorbía su pena y también sus ojos se llenaron de lágrimas, para ella Adrien era alguien muy preciado y no podía soportar que gente como esa le hiciera daño por actitudes patéticas e inconcebibles para cualquiera que tuviese un poco de educación. No, no iba a dejar que cayera.

-Adrien, quiero que me escuches, porque si no te queda claro te lo repetiré mil veces más. No eres menos por no tener tanto dinero como ellos, esas personas te humillan porque se sienten amenazadas, nadie ha tenido el valor para decirles sus errores, nadie los ha superado, nadie que según ellos debería ser inferior -levantó su cabeza para que la mirara, a pesar de la poca luz se veía cuán enrojecidos estaban sus ojos-. Adriboo -sonrieron apenas-, eres un orgullo para mí y tu familia, tu padre allá arriba debe estar sonriendo porque su hijo sale adelante y da la cara por su madre y su hermana. No como Félix, pero eso es un caso aparte. Un día te acordarás de mí y de todas las veces que te repito esto, confío en que llegará ese día cariño, donde estarás en la cima y serás superior a todos ellos. Sé que duele, me imagino todo lo que pasas y cuánto soportas, pero hazlo, sólo un poco más y ya verás.

Stay || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora