Trece.

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     Llegó la hora del almuerzo después de la tercera clase de la mañana

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     Llegó la hora del almuerzo después de la tercera clase de la mañana. Todos comenzaron a reunir sus pertenencias para dejarlas en los casilleros y caminar hacia el enorme casino de la escuela donde se disponían múltiples mesas.

     Adrien caminaba tranquilo hacia su casillero, sabía que más de uno se le quedaba mirando y no le importaba en lo absoluto, trabajando tuvo que lidiar con miradas despectivas de los clientes y de seguro esto no sería la excepción. Pero había algo que él no sabía, y es que muchas de esas miradas de pasillo eran de hombres y mujeres que quedaban sorprendidos por la belleza y seriedad que irradiaba.

     Cuando abrió su casillero se dio cuenta de que había un sobre blanco a su nombre. Extrañado, lo sostuvo entre sus manos para abrirlo y leerlo porque no era capaz de esperar.

Aquí tienes una tarjeta de crédito para que pagues tu almuerzo todos los días de aquí hasta que termine el período escolar, es parte de la beca que te he dado y espero la aceptes con humildad. -Tom Dupain.

     Sabía que detrás de tanta amabilidad había algo puntual que motivaba al señor Dupain a ayudarlo y quería preguntarle qué era cuando estuvieran juntos de nuevo. No conocía el establecimiento y como éste era muy grande comenzó a caminar para cualquier parte con tal de encontrar el casino. Observaba con atención alrededor suyo las cosas que tenía cerca mientras caminaba, sí, este sí era un establecimiento educacional digno. Era limpio, completo y apenas conocía una parte, porque no había entrado al gimnasio, las piscinas olímpicas, la sala de música, el anfiteatro y esas instalaciones que la hacían tan envidiable a los ojos de los que sólo podían costearse una educación pública.

     Cuando al fin se dio cuenta de dónde estaba el casino entró, pero se quedó con la boca abierta al ver que era precioso. A un costado había una infinidad de tipos de comida para colocar en el plato, al otro lado estaban las mesas y los asientos de una madera preciosa, estos últimos incluían un acolchado beige. En su escuela anterior todo era mucho más pequeño y de plástico.

     Se acercó a la comida y se sirvió una porción de lasagna italiana con crema de champiñones, ensalada de papa, pan cortado en rodajas, una lata de Sprite Zero y un platillo de mousse de chocolate con coco rallado. Cuando llegó a la caja, incluso la persona allí no superaba los treinta años. La saludó con cortesía y le tendió la tarjeta de crédito a su nombre.

-Que tenga un buen almuerzo, provecho -el ojiverde asintió y se volteó, pero se encontró con un problema; todo parecía ocupado. No tardó demasiado en encontrar a Marinette y su mesa.

     La mesa evidentemente popular se conformaba por ella, Luka Couffaine, tres chicos, Chloé y dos amigas más, además de otras personas que los rodeaban sólo para escucharlos hablar. Apretó los labios, las reglas estaban establecidas y no podía pasar por su cabeza el estar cerca de la heredera, su estatus social estaba muy alto. Un poco nervioso encontró un asiento vacío y no le importó caminar rápido hasta allí, la mesa se encontraba en un rincón cerca de la ventana.

Stay || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora