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Regresaron al jardín con una sonrisa en sus rostros

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Regresaron al jardín con una sonrisa en sus rostros. Tenían la llave y le habían robado a Tomhasei de la mejor forma posible.
Cuando volvieron a su casa Ruy, Marlina y Alisha los estaban esperando, aunque ninguno se atrevió a darle un abrazo por la peste llevaban encima.

El guardia quiso bañarse primero, pero ella sacó la carta de “la dueña tiene prioridad”, se quitó las botas llenas de inmundicia y corrió escaleras arriba. Le hubiera gustado quemar la ropa, pero  la capa era su favorita y no tenía botas de repuestos. Arrugando su nariz metió todas sus prendas en un cesto y entró a la ducha caliente.

Su cuerpo estaba reluciente cuando salió; la mugre y el hedor nauseabundo se habían ido. Al salir del baño se encontró de frente con Drian y este le sonrió antes de tomar su lugar.

No podía creerlo, lo habían logrado. Entraron al palacio sin ser descubiertos y luego se marcharon de allí con su pequeño botín sin que nadie se diera cuenta. Estaba feliz con su triunfo, pero cuando entró a su habitación, la sonrisa de su rostro se esfumó al ver a Marlina sentada en el borde de la cama. Tenía el ceño fruncido y esa mirada de “estás en problemas”.

—¿Qué sucede? —le preguntó cerrando la puerta con disimulo. Si estaban a punto de tener una discusión no quería que los demás las escucharan.

—Necesitamos hablar.

—¿De qué? En estos momentos lo único que me apetece es dormir hasta que el sol esté en lo alto del cielo.

Kelleia se apoyó contra la puerta cerrada y controló el impulso de cerrar los ojos. Los sentía pesados y estaba segura de que en cualquier momento se quedaría dormida, y a pesar de no querer dormir nuevamente en el sofá no podía permitir que Alisha durmiera allí. Había entrado a la recamara para buscar más mantas, almohadas y así estar más cómoda.

—No creo que debas seguir con esto —dijo su madre revelando un tono de preocupación en su voz—. Estoy a favor que los dejemos quedar un tiempo, sin embargo, hoy fuiste demasiado lejos ¿Entrar al palacio como si todavía fuera tu casa? Ya no tienes quince ni vives allí. Podrías haber terminado presa… o peor, muerta.

—Esos mergios no pueden matarme, él nunca lo permitiría —masculló en voz baja y se puso erguida—. Me odia tanto que prefiere verme sufrir.

—Eres igual a tu padre, no le tienes miedo a nada ni a nadie —Marlina movía sus manos en todas direcciones mientras hablaba—. Te crees indestructible y que eso te da derecho a meterte en los asuntos del rey.

Su madre nunca se refería a Tomhasei por su nombre de pila, siempre lo había hecho por sus títulos.

—No importa, tengo que hacer esto —se dirigió a un ropero y sacó una manta gruesa antes de sentarse al lado de su madre-—. Ellos necesitan que los ayude.

—Claro que no —la contradijo su madre con pesar—, ya tienen un Kheam y odio tener que decir esto, pero Alisha no fue la primera ni será la última.

EL DESIGNIO DE LAS REINAS ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora