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Estaba orgullosa de sí misma, había logrado que Alisha estuviera a salvo hasta el reencuentro con su hermano

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Estaba orgullosa de sí misma, había logrado que Alisha estuviera a salvo hasta el reencuentro con su hermano.

Con pesadez en las piernas y el cuerpo entero, se sentó al lado de Ruy. El chico la miró de reojo antes de correrse un milímetro. Kelleia sofocó una risa y se puso seria.

—¿Por qué me miras de esa forma?— preguntó Ruy con temor.

—¿Cuál es el problema?

—Es horrorosa y me das miedo —replicó con el ceño fruncido. Luego miró a sus amigos en busca de ayuda.

—Drian me contó que tenías miedo de mi reacción si jodían el plan —se miró las uñas y luego levantó la vista—. Me alegro de que hayan hecho las cosas bien.

—Tampoco fue tan así —se quejó Drian desde la otra cama. Pasó un brazo por los hombros de su hermana y dijo—: Por su culpa casi nos descubren. No se quedó quieto y el plan casi se fue a la mierda.

—¿Es cierto Ruyimond? —utilizó su nombre completo para sonar más amenazante.

—¿Cómo sabes mi nombre de pila? —preguntó mirándola de reojo.

Kelleia estaba a punto de replicar, pero Alisha intervino por su amigo:

—¡Ya déjalo en paz! Yo se lo comenté —rió mientras se ponía de pie y se acercaba a ellos-. Miralo, le está por dar algo.

—Eres un aguafiestas, Ali —acotó Drian riendo—. Quería ver si se mojaba los pantalones.

Ruy le sacó la lengua y luego se dirigió a Kelleia:

—No fue gracioso magina —la insultó en la versión raonés de mergio.

—Claro que lo fue, deberías ver tu rostro.

Drian no podía parar de abrazar a su hermana desde que Kelleia y Ruy se marcharon para comprar los pasajes de aéreotren

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Drian no podía parar de abrazar a su hermana desde que Kelleia y Ruy se marcharon para comprar los pasajes de aéreotren.

Había decidido contarle la verdad, aunque tenía miedo de la reacción de Alisha. ¿Y sí lo odiaba? Le ocultó la verdad durante semanas y la hizo ir de aquí para allá sin que supiera el verdadero peligro que estaba corriendo.

Cuando Alisha terminó de contarle su anécdota tragó saliva. Era hora de contarle la verdad.

—Tengo que contarte algo, pero prométeme que no te enojaras.

—No puedo prometerte nada, Dri.

—Te mentí y no fui sincero contigo —Alisha alzó una ceja y él miró a cualquier lado menos sus ojos antes de seguir—. El rey no te quitará el niño cuando nazca. Él ni siquiera planea que sigas con tu embarazo.

—¿Qué?

—No quiere seguir el mismo camino que su padre: no quiere tener un bastardo.

Alisha lo miró con lágrimas en los ojos antes de lanzarse sobre él y abrazarlo. Drian no esperaba esa clase de gesto cuando le había mentido.

—El rey es el verdadero monstruo —lloró contra su pecho—. Hemos insultado a Kelleia cuando ella no lo merece.

Alisha tenía razón. Kelleia era insultada, humillada y tratada como basura solo por ser la hija de un rey y su Impura, mientras que Tomhasei era alabado.

 Kelleia era insultada, humillada y tratada como basura solo por ser la hija de un rey y su Impura, mientras que Tomhasei era alabado

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Para Kelleia hablar con Ruy era completamente diferente que hablar con Drian. El muchacho no paraba de conversar y cuando surgían esos momentos incómodos entre personas que apenas se conocen, intentaba llenarlos con bromas.

—Niño bonito, tengo unas preguntas para ti—dijo mientras regresaban al hotel.

—Me gustaría que dejaras de llamarme así.

—El apodo se queda —le sonrió mostrando todos sus dientes—. Acepta que eres un niño lindo.

—Me gustaría que fuera algo más varonil.

—No, se queda niño bonito y no discutas.

—Entonces debería ponerte un yo —musitó llevándose la mano a la barbilla.

—Creo que el mío es alteza —respondió recordando el apodo que le puso Drian.

Habían comprado los boletos más económicos para viajar en aéreotren así que estarían muy incómodos.

—¿Cuidarás de ella?

—¿A qué viene eso? —Preguntó con recelo-. Ya demostré que haría cualquier cosa por los dos.

—No te pregunté por Drian. Lo hice específicamente por su hermana, así que responde mi duda.

—¿Cuál?

—Creo que estás perdidamente enamorado de la hermana de tu mejor amigo.

—¡¿Qué?! —su rostro se volvió completamente rojo y el efecto que daba con su cabello era muy tierno—. ¡Estás delirando!

—Nadie es ciego a tus sentimientos y si me preguntas...

—No lo estoy haciendo —dijo de forma cortante.

—Creo que deberías ser más claro —respondió como si no hubiera sido interrumpida—. He visto la forma en que se miran y siento que ninguno se anima a dar el siguiente paso.

—¿Por qué crees eso?

—Porque he visto cómo te mira Alisha, salvo que ella es sensata y no anda babeando por donde caminas, a diferencia de ti. No sé cómo te sientes acerca de su embarazo, pero date una oportunidad y dile tus sentimientos.

—No me importa de quien sea su bebé.

—Me parece bien.

Kelleia tocó el fondo de su capa para sentir los boletos. Tenían poco menos de una hora para organizarse y salir del reino.

EL DESIGNIO DE LAS REINAS ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora