El castillo de la Colina no era tan grande como el palacio real ni tampoco se encontraba en una verdadera colina.
Las tierras del castillo estaban protegidas por grandes columnas blancas que se unían entre sí por un material duro y resistente; a su vez, cada una de esas columnas estaba equipada con la última tecnología para proteger a la familia real. Y en el centro de esas columnas, se levantaba una reja de oro con incrustaciones de joyas preciosas con pequeños escáneres que vigilaban quienes entraban y salían.
Su auto entró casi pegado al que manejaba Kel.
El camino para llegar al castillo era estrecho y estaba iluminado por luces flotantes que se agrupaban cada tantos metros.
Avanzaron hasta que el castillo apareció frente a su vista, giraron una vez y entraron directo a la cochera. Ambos automóviles se detuvieron sin hacer ningún ruido. Drian esperó un momento antes de bajar y miró su transmisor; pasó de largo las notificaciones de llamadas perdidas y se fijó en la hora. Eran pasadas las dos de la madrugada así que solo los guardias de turno y el rey debían estar despiertos.
Bajó del auto y siguió a Joan que se estaba reuniendo con el resto de sus compañeros. Sin decir una palabra se puso al lado de Kel y alzó una ceja cuando vio a Kelleia intentando inútilmente hablar con Loren. Su compañera solo la ignoraba.
—Drian y Loren —dijo el jefe de la guardia antes de sacar unas pulseras de su bolsillo-, ustedes serán los encargados de llevar a la señorita ante el rey.
Loren hizo una mueca ante la orden de su abuelo, sin embargo, no replicó.
—Odio usar esas porquerías —refunfuñó la bastarda mientras Kel le ponía las pulseras eléctricas en las muñecas.
—Ya sabes que son para la seguridad de todos —respondió con amabilidad el guardia—. Estas, impiden que te acerques al monarca y a cambio no te dan una descarga, yo lo considero un trato justo.
La muchacha rodó los ojos, pero siguió hablando:
—¿Y si quiero abrazarlo? —preguntó sonriendo. Todos sus dientes eran una línea de perfección blanca.
—No veo porque quisieras hacer eso —replicó Kel como si fuera algo obvio y luego dijo—: Ahora llévenla ante el soberano.
Ni el jefe de la guardia real ni sus compañeros se voltearon a verlos cuando se marcharon directo a sus recámaras. Drian los siguió con la mirada antes de que desaparecieran detrás de una puerta.
Loren y él compartieron una mirada antes de voltear hacia la chica. No sería fácil tratar con ella así que para evitar problemas le preguntó con delicadeza:
—¿Quieres que alguien te traiga ropa limpia? Estás a punto de presentarte ante el rey y tienes sangre seca hasta en el cabello.
—¿Crees que importa lo que piense tu rey? —le respondió con sorna. Drian sintió sus orejas arder y se sintió un tonto por haber hecho la pregunta—. Mira cómo sea tu nombre, cuanto más rápido me presente ante él, más rápido me iré de este nido de víboras.
Loren río por lo bajo y eso pareció complacer a Kelleia porque se le quedó mirando con una sonrisa en el rostro. El guardia negó con la cabeza y se dijo así mismo que no haría más preguntas estúpidas.
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¡Hola! Una vez más gracias por darle una oportunidad a mi historia. Voy a estar actualizando los días miércoles y sábados ❤️
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EL DESIGNIO DE LAS REINAS ✓
خيال (فانتازيا)"La bastarda del rey y un guardia deciden unirse para proteger a una mujer del actual monarca. Juntos iniciarán uno de los múltiples destinos que las estrellas anunciaron hace mucho tiempo atrás". Kelleia Demni Nox siempre ha odiado que la llamen b...