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Alisha fue la primera en cambiar su aspecto: Marlina le cortó su larga cabellera hasta las orejas y por encima le puso una peluca de color negro que habían comprado en una tienda

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Alisha fue la primera en cambiar su aspecto: Marlina le cortó su larga cabellera hasta las orejas y por encima le puso una peluca de color negro que habían comprado en una tienda. Cambiaron sus vestidos simples por calzas negras y camisas manga larga. La abrigaron con la capa (ya lavada) de Kelleia. La chica no tenía ningún pantalón en su bolso así que Marlina tuvo que prestarle uno, sin embargo, le quedaba un poco grande así que tuvieron que doblarlo un poco y meterlo dentro de las botas.

La situación fue distinta con Ruy. Sus ropas eran demasiado caras así que hicieron que intercambie prendas con Drian y aunque no le cortaron el cabello sí se lo tiñeron con tintura temporal castaña. Con algunos lavados, el color rojo volvería a ser el mismo.

El Kheam fue quien menos cambios tuvo en su aspecto, la madre de Kelleia le cortó el cabello casi al ras de la cabeza y le rasuró la barba de varios días. Con el rostro limpio parecía otra persona. Decidieron vestirlo con las prendas de Ruy, aunque la diferencia de alturas hacía que la ropa le quedara un poco extraña.

Kelleia no se había cambiado aún, no le gustaba mucho usar vestidos gruesos: le daba picazón y tampoco tenía muchos, así que estaba evitando el hecho de cambiarse lo máximo posible.

Habían decidido marchar con una hora de diferencia para luego tomar caminos diferentes. Si todo salía bien, al amanecer estarían juntos otra vez. No eran tontos, mientras estuvieran en Eldreck, Tomhasei tenía todos los recursos para encontrarlos. Debían retrasar ese hecho tanto como pudieran.

Kelleia quería que su madre fuera con ellos, no le gustaba la idea de dejarla sola, pero su madre insistió que estaría bien. Iría al norte con una prima y cuando ella regresara la buscaría. No insistió porque sabía que era inútil.

Era medianoche cuando Ruy salió de la cocina con un morral lleno de comida.

—Ya tenemos todo —dijo señalando el bolso que colgaba de su hombro.

No llevaban ningún arma salvo las cuchillas que habían llevado al palacio y ella tenía su vara eléctrica.
Ninguno de los hermanos lloró cuando se despidieron, pero Kelleia sonrió cuando el Kheam le dio un beso en la mejilla. Cuando Drian y Ruy se marcharon, la casa parecía mucho más grande. 

Marlina se ofreció a preparar té para calmar los nervios y esperar la hora indicada. Tardarían un par de horas antes de llegar al borde de la provincia y luego tomar el aéreotren hasta el reino vecino.  

Llevaban caminando veinte minutos y todavía estaban en pleno pulmón de la Capital

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Llevaban caminando veinte minutos y todavía estaban en pleno pulmón de la Capital. Ruy era quien llevaba el bolso más pesado así que cada tanto se detenían un momento para que su amigo pudiera tener un respiro.

Drian intentaba no estar nervioso, aunque era inútil. No podía evitar pensar en todas las cosas que podrían salir mal si alguno de los dos metía la pata.

—¿Podrías dejar de castañear? —se quejó Ruy mirándolo de reojo—. Tus dientes me ponen los pelos de punta, y sé que estás angustiado por Ali, pero ¡Por amor a las divinidades! Ese ruido es molesto… ¡Ah, y una cosa más! deja de mirar hacia todos lados.

—Estoy viendo que no haya luces flotantes, y perdóname por estar nervioso. Acabo de dejar a mi hermana con la ase…—comenzó a decir, sin embargo, cerró la boca cuando Ruy lo fulminó con la mirada. 

—Estamos en la Capital del reino, obviamente habrá luces por todos lados —respondió su amigo antes de cambiar su bolso de lugar—. Si el plan se va a la mierda por tu culpa, le diré a Kelleia. No pienso sufrir su ira por tu culpa.

—¡Qué miedoso! —se burló riendo—. No te preocupes, cuando ella acabe contigo recogeré tus pedacitos y te enterraré en Rao.

Sonrió porque él también le tenía un poco de miedo a la chica, sin embargo, no pensaba admitirlo ni en un millón de años.

—No eres gracioso —chistó Ruy y él alzó un hombro restándole importancia—. Por cierto ¿Qué harás cuándo encontremos un lugar seguro para Ali y su bebé? Ya no serás un Kheam nunca más.

—Lo sé.

—Hiciste un juramento de por vida y ahora lo estás rompiendo.

—No sirve mucho ese juramento si la persona que tengo que proteger le hace daño a lo que más amo.

—Si alguna vez regresas, él te hará un juicio público y serás declarado un traidor a la corona. Te convertirás en un Indigno del reino.

—Sé claro Ruy ¿Qué estás intentando decir? —Gruñó sin entender a dónde quería llegar con toda esa basura del juramento real—. Nada ni nadie es más importante que mi hermana.

—¡Ya lo sé! Y por eso estoy ayudando, pero también me preocupas. Querías ser un Kheam desde que te conozco.

—Dejó de importarme cuando me enteré de que Alisha era víctima del rey.

Ser un guardia real nunca fue el verdadero sueño de Drian. Solo quería pertenecer a los Kheam porque era la única manera de darle una vida digna a su familia. ¡Que tonto fue! por intentar darle un futuro a su hermana, la condenó. Quería ignorar la sensación de culpa, sin embargo, siempre estaba ahí pulsando.

El primer lema de un Kheam era el más sagrado de todos. Debían proteger al rey por encima de todos y por sobre la propia vida de uno. Drían había quebrantado el lema y lo volvería hacer porque Tomhasei no valía lo mismo que Alisha. Su hermana estaba encima de cualquier bendecido por las Reinas.

EL DESIGNIO DE LAS REINAS ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora