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La voz de su hermano retumbó por todos lados

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La voz de su hermano retumbó por todos lados. Esa voz dura y pesada que tanto se parecía a su padre resonó con las peores palabras que había escuchado nunca:

Querida hermana mía, sé que estás por ahí, vagando por el reino vecino de Rolvin —hubo una pausa en discurso y luego retomó sonando compungido—. Sé que te has ido por algunos inconvenientes en Rao, pero es hora de que regreses. Tu madre, mi querida tía Marlina, ha estado gravemente enferma. Ha comenzado a delirar y no para de hablar en su lengua natal, el raonés, por favor te pido que vuelvas al reino. Tu madre y nación te necesitan, hermanita.

Cuando el discurso terminó, Kelleia temblaba. Todo su cuerpo temblaba del horror y la rabia porque eran puras mentiras las palabras de su hermano. Tomhasei jamás la había llamado por “hermana mía” ni se había referido a Marlina como su tía nunca en su vida. Y el hecho de mencionar Rao cuando nunca antes había pisado la provincia era una alusión a Drian y Alisha.

Tomhasei por fin movió sus piezas de lleno. Movió la pieza de Amina Ramil para ir contra Alisha, pero como no funcionó metió de lleno a su madre.

¿Estaría verdaderamente Marlina con él? No tenía manera de saber la verdad. ¿Estaría yendo directo a una trampa? Seguramente, sin embargo, no le importaba.

Tomhasei sabía que la mejor forma de asegurarse de que ella volviera era su madre y sí, quizá Marlina no estaba con él, pero no iba arriesgarse. Tenía que volver por ella y protegerla.

Quizás había dudado con las palabras de Drian y había pensando en decirle sí, pero eso quedó atrás. No dejaría a su madre en las garras de Tomhasei.

—Puede ser una trampa —intentó convencerla su amigo, pero ella dio un paso para atrás y puso distancia entre ellos.

Hubo un momento donde pensó que la besaría. Por un segundo tuvo esa ilusión.

—No me importa —dijo sin mirarlo y luego comenzó a emprender el camino hacia la cabaña sin importarle que Drian la siguiera.
Tenía que armar un plan para rescatar a su madre sin entregar a Alisha Reint en el proceso.

Kelleia se iría al amanecer

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Kelleia se iría al amanecer. 

Drian dejó de suplicar porque sabía que era tonto hacerlo. Entendía que la situación había cambiado cuando Tomhasei dio su discurso. El rey de Eldreck tenía a la madre de Kelleia en sus manos, pero ¿era cierto o solo era una trampa para su media hermana?

Cuando llegaron a la cabaña Kelleia fue directo a sus bolsos para guardar sus cosas.

Ruy estaba guardando sus propias cosas cuando entró a la cabaña y se quedó mirando sin entender lo que había pasado. Tuvo que tomarse un buen rato para explicarle la situación y cómo afectaba en sus planes.

Drian estuvo a un paso de golpear a su amigo cuando mostró cierta tranquilidad en sus palabras y cuando le le dijo a Kelleia que la entendía casi lo pierde... ¿Qué entendía qué? Ruy era un completo imbécil si se comportaba tan tranquilo cuando ella estaba a punto de ser torturada. Porque eso era lo que sucedería cuando Kelleia pisara el reino. 

Alisha se comportó de manera diferente a su amigo y sí intentó convencer a la hija de Oleck para que se quedara. Pero una vez más, fue en vano. Lo único que hizo Kelleia fue mirar a su hermana con sus grandes ojos zafiro y negar con la cabeza. 

Ninguno de los tres volvió a intentarlo otra vez. Decidieron que se irían una hora después de que Kelleia se marchara. 

A pesar que lo intentaba su mente era una completa perra y no podía dejar de imaginarse a Kelleia entrando sola y desarmada al reino con todos los guardias rodeándola. 

—Deberías ir con ella —dijo Alisha desde su cama.

Se habían trasladado a su habitación para hablar a solas con su hermana. Estaban sentados en la cama sobre todas las almohadas que habían encontrado para su comodidad. 

Alisha se encontraba mucho mejor que antes. El estar lejos del castillo y del rey había contribuido a mejorar su aspecto y a que llevara su embarazo mucho más tranquila. Su piel blanca como la leche estaba radiante y ya no tenía manchas, sus mejillas tenían un color rosa pálido y su cabello le había crecido por debajo de las orejas. Los meses de embarazo ya se notaban en su cuerpo y su vientre había crecido bastante. Su hijo o hija estaba creciendo dentro de ella cada día. 

—¿A dónde iré? —preguntó gentilmente mientras le acariciaba el vientre.

—No te hagas el idiota —se quejó ella—. Estoy hace una hora escuchando tus quejas y es obvio que te preocupas por ella. 

—Es una mujer adulta que puede tomar sus decisiones.

—Claro, pero aún así tienes miedo de que le suceda algo.

—¡Y sí! —Exclamó levantándose de la cama—. Se está por entregar sin saber con certeza si Tomhasei tiene a su madre o no. Está a punto de inmolarse y nadie parece darse cuenta salvo yo. 

—Estás siendo injusto —su hermana hizo un puchero y luego se recuperó—, claro que quiero que se quede con nosotros, pero no te comportes como si tú no harías lo mismo que ella. Recorrerías el cielo y tierra por mí, entonces acepta su decisión. 

Drian negó con la cabeza y se acercó a la única ventana que tenía la habitación. Quería contarle a su hermana el otro hecho, ese que le revolvía el estómago. No podía entender cómo Kelleia siendo una mujer tan inteligente quisiera a un monstruo por hermano. No era ningún tonto, cuando ella le dijo que no podía dejar atrás a las personas del reino, en cierta forma también hablaba de Tomhasei.

—Puedes ir con ella —volvió a insistir Alisha antes de levantarse de la cama.

—¿Y dejarte sola? —Preguntó alzando una ceja—. No lo creo. 

—No te digo que te escapes y te cases con Kelleia a escondidas —su hermana se acercó a él y le dio una sonrisa triste—, sé que nunca me dejarías sola y sé que nada puede pasar entre ustedes por más que la mires como si fuera el sol de media tarde en un día de invierno. No soy ciega y te he visto mirándola, y me duele tener que decir esto. Sin embargo, puedes acompañarla hasta la mitad del camino. Despedirte de ella, decirle adiós y luego regresar con nosotros. 

Drian decidió ignorar la punzada que sintió en el pecho ante las palabras de Alisha. Su hermana tenía razón, no había futuro entre Kelleia y él, y era mejor quitarse ese sentimiento antes de que creciera más.

—Solo ocurren cosas malas cuando nos separamos —afirmó con desgana.

—No exageres —dijo Alisha restándole importancia a sus palabras—. Y mira el lado bueno, si se vuelven a encontrar con los hombres de Tomhasei podrán despistarlos otra vez.

Drian sonrió con ternura. Su hermana miraba demasiados films para su gusto.

EL DESIGNIO DE LAS REINAS ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora