💮 Capítulo 24 💮

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Era media noche, el frío gobernaba en aquella habitación

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Era media noche, el frío gobernaba en aquella habitación. Los fríos pasos acercarse retumbaban en su ser, el sonar de armas disparando, los gritos desesperados por buscar compasión, el característico sonido que hacía un un encendedor al ser encendido,  el olor a gasolina, empezaban a intensificarse ocasionando que se empezara a marear. Todo había sido tan tapido, el miedo y la adrenalina corrían por todo su ser, casi no podía respirar.

La impotencia que sentia en esos momentos era indescriptible, el miedo lo estaba cegando, temblaba de frío.  Podía mirar todo desde aquel agujero en la madera del mueble en el que se encontraba escondido. Escenas que jamás debió de haber visto, el ver como una sin fin de hombres vestidos de negro atacaban a su familia sin piedad alguna utilizando armas punzocortantes, ver la sangre esparcida por toda el piso blanco tiñendo de color rojo carmín todo a su alrededor, escuchar la música ópera que anteriormente estaba escuchando la familia. Todo venían como pequeños flashes tan rápidos, las incontables escenas que vivió ese día no cesaba y se repetían una y otra vez.

Los rostros de los agresores invadían sus pensamientos, sus voces burlonas y despiadadas se habían quedado grabadas en su memoria y ahora no había manera de sacarlas.

Su pecho subía y bajaba de miedo, el ser sometido a la fuerza por aquellos hombres, era algo que siempre lo iba a perseguir de por vida, los golpes que recibió ardian por todo su cuerpo al igual que las marcas que habían dejado.

El aroma a quemado empezaba a inundar sus fosas nasales...

Al fondo podía escuchar el sonido característico de una alarmar sonar. Fue ahí cuando se despertó de golpe dándose cuenta que había sido solo una pesadilla, misma que lo ha perseguido por tantos años y no lo a dejado descansar. Su respiración estaba demasiado acelerada y un evidente sudor recorría por todo su cuerpo.

Había despertado un poco mareado por lo que se froto los ojos para poder despertar mejor. Los pequeños rayos de sol que invadieron su habitación hicieron que entrara en calma y se pudiera regularizar su respiración. 

Pudo percatarse que pasaban del medio día al abrir su teléfono celular y revisar infinidad de llamadas perdidas y mensajes no leídos que hicieron que se levantara de golpe y se dispusiera a cambiarse  para salir lo más pronto de su hogar.

Al salir hizo una llamada antes de llegar a tal lugar.

— Líder IM...

— Waa, ¿cuántas veces te he dicho que no me llames así? .

— Lo siento.

— Esta bien, ¿Qué necesitas Bam?.

— Podemos vernos, necesitó contarle algo importante.

— ¿Es urgente?.

— Si.

— Esta bien, mi omega salió por un rato, dudo que llegue temprano, te veo donde siempre.

— Jaebeom–ah.

— Dime.

— Gracias.

Fin de la llamada.


▪︎

—¡Gyeomie!

— ¡Oh! Si viniste. – Habló el peli negro tras alzar la mirada ya que esta la tenía abajo por que creía que el de cabellos blancos no iría a su encuentro como lo habían acordado días antes


— ¿Por qué no debería haber venido?

— Creí que no vendrías porque estabas molesto conmigo.

— ¿Por qué lo estaría?

— Por lo Minhyuk.

— No, está bien, tu puedes tener las amistades que quieras – Contestó sonriente apretandole el cachete al más alto quien le devolvió el gesto.

— Bien, nos vamos.

— Vamos.

Habían acordado días antes de ir a un parque de diversiones así que se dispusieron a ir a dicho lugar. Si algo que le gustaba mucho al peli negro era pasar tiempo con el de cabellos blancos, si algo ayudaba que tuvieran la misma edad era que podían pasar horas y horas riendo sin cansarse , como si fueron mejores amigos de toda la vida,  sin duda algo que no tenía precio alguno era tener al mayor a su lado aunque solo se llevaran por unos meses el de cabellos blancos desde que lo conoció siempre mostró madurez pero que esta era borrada cuando estaba a lado del peli negro, si algo tenía el atractivo alfa era su característica personalidad tan alegre y risueña que contagiaba a cualquiera y Bam no era la excepción. Como si fuera algún ser de luz que llegara a contagiar a todo aquel que estuviera pasándola mal y era precisamente como se sentía el omega, todo antes era oscuridad para el pero desde que conoció al extravagante alfa estaba cambiando por completo por que poco a poco se estaba volviendo adicto a su presencia.


Habían llegado al lugar entusiasmados como si fueran niños, brincoteaban por cualquier lugar por la emoción que tenían, contagiando a todo hibrido que se le acercará. Se la había pasado comiendo y gritando por lo juegos mecánicos a los que se subían, recibían miradas tiernas y felicitaciones de lo híbridos que los veía ya que estos les daban la imagen de como si fueran una pareja de recién casados. Se la pasaron tomandose fotos vergonzosas juntos con accesorios ridículamente cursis que habían comprado en el parque de atracciones ocasionando que innumerables burlas de ellos mismos no cesaran por portar dichos accesorios que constaban de diademas de ositos o gorros de alguna forma peculiar como lo eran de animales o corazones que se ganaban en el departamento de juegos en los que habían entrado, sin duda alguna ese día la estaban pasando increíblemente bien.

— Toma– Extendió un ramo de flores el más alto para dárselas al omega quien estaba regresando de comprar más helados.

— Waa, que haría sin mi Gyeomie detallista – Tomo el arreglo de flores no sin antes acurrucarse en los brazos de este para robarle pequeños besos en sus belfos labios y crear una guerra de quién daba más besos consecutivamente, cayendo en risas y pequeños jugueteos hasta que se vieron detenidos por una llamada entrante.

— Te están marcando.

— Lo sé – Sacó su celular para ver en la pantalla el nombre del numero que lo estaba llamando y así darse cuenta que se trataba de su progenitor. El omega al darse cuenta de quién se trataba se removió incómodo tratándose de soltar del agarré pero que no se le permitió zafarse por que inmediatamente el más alto volvió a envolverlo en el abrazo.

— No tiene importancia – Contestó finalmente para volver a repartir besos en los cabellos del más bajo.

— Es tu padre, contestale... – Habló apartándose.

— Estoy contigo, no es necesario.

— Contesta

Dicho esto el menor hizo caso omiso y atendió su teléfono dando solo respuestas cortas y frías con un evidente enojo en la llamada hasta que finalmente terminó.

— Tienes que irte, ¿cierto?

— Bamie... yo...

— Esta bien, estaré bien, puedes irte.

— No, me quedaré hoy contigo.

— Solo ve, ya será otro día en que te quede a dormir conmigo ¿si?.

— Esta bien.

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Maratón 6/8. 

💮MAKE IT TO ME 💮 JACKBEOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora