Im Jaebeom y Wang Jiaer, híbridos pertenecientes a diferentes especies y razas que por años han mantenido un fuerte disputa entre sí pero que ha sido borrada de la historia como si ambas especies no existirán.
¿Podrán ser los futuros creadores de u...
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Le parecía estupido que en un abrir y cerrar de ojos se encontrará enfrente de la vivienda del peli negro, esperando a que le abriera, como si esto fuera mucho más importante a lo que estaba haciendo.
Si la frustración fuera una persona Kimpimok la representaría en esos momentos por el gran debate que estaba teniendo con el mismo.
Bastó con solo una llamada telefónica de segundos para que el felino corriera en busca del más alto. Por más que se prometiera de que no se acercaría más a Yugyeom, cada vez más, era imposible, se estaba impregnando demasiado de él, al tal grado de que su ausencia fuera asfixiante. Le sorprendía que a pesar de no darle indicios de que su relación escalaria a más, Yugyeom siempre lo hacía retroceder con todo lo que hacía. Estuvo pensando que el verdadero motivó de querer continuar con su venganza era por el más alto, su ganas de querer robarse al peli negro del territorio de los caninos no dejaba de retumbarle por la cabeza y ahora mucho más con lo que contó que le habían hecho su padres, estaba más que seguro que quería hacerlo pero habían mucho de por medio que perder, el más alto no sabía nada del, o no sabía algo de él que fuera real, lo único que era cierto era su nombre de ahí en fuera todo era una farza. Quería gritarle que el no era huérfano y que mucho menos era de recursos bajos, que no vivía solo en las afueras, que todo por lo que sus padres hacían que se alejara de él era todo lo contrario. Quería restregarles que incluso tenía un fortuna mucho más grande que ellos y que ocupaba un lugar sumamente importante en la manda de los Im pero ahí estaba el problema, no podía decir que era un Felino y que ha estado infiltrado en esa manada, que había tomado el lugar de alguien hace años, y mucho menos decirle que lo único que lo incitó a permanecer oculto haya sido su sed de venganza para querer destruir lo que le había hecho el líder Kim, su padre, y sobre todo no podía desobedecer, ni decepcionar a su propio líder.
El hecho de que el líder de su verdadera manada sea tan abierto con el que incluso no desprecio la idea de que su pareja predestinada fuera de diferente raza cuando le contó y que lo apoyará en absolutamente todo, hacía incitar querer llevar acabo su plan pero seria a costa de mentiras y ya no podría mentirle más a su líder, a su mejor amigo de años, a su familia y raza, no más.
Por muy prometedor que sonará el plan que ideaba con Yugyeom a su lado tendría que mantenerse al márgen con eso.
Tomo aire y al fin se decidió por tocar el timbre de la enorme casa en la que vive el más alto. Timbro dos veces más al ver que no recibió respuesta y en la tercera prefirió permanecer unos instantes en la espera mientras veía su reflejo en uno de los cristales de la puerta. Si algo que disfrutaba demasiado era verse a sí mismo. Desde pequeño siempre tuvo esa vanidad resplandecer de su ser, era inevitable, por lo tanto disfrutaba cada que se miraba y ahora menos seria la excepción, ver su reflejó lo llenaba de seguridad ya que sabía que cualquier color le quedaba y hacía brillar su blanquecina piel. Si bien no se mostraba con su verdadera naturaleza, albina, le quedaba bien el castaño obscuro, no era algo que lo hacía sentir cómodo pero tampoco algo que le desagradaba, se veía muy simple, no se ajustaba mucho con su personalidad pero si ese era el costo para ver a Yugyeom lo tomaría, si pintarse el cabello constantemente de diferentes tonalidades para ocultar su verdadera identidad con tinte semipermanente que sólo dure dos semanas y que maltrate su cabello o sus pestañas y cejas para ocultar su verdadera naturaleza, lo tomaría sin pensarlo.
